Rodrigo Lara Bonilla: Magnicidio y Legado | Señal Memoria

Rodrigo Lara Bonilla
Publicado el Lun, 29/04/2024 - 20:16
Rodrigo Lara Bonilla: Un magnicidio para la historia de Colombia

Rodrigo Lara Bonilla fue una de las figuras políticas más importantes de la historia de Colombia finalizando el siglo XX. Hizo parte de una generación que derramó su sangre en la fatídica lucha contra los carteles de la droga. Su muerte se convirtió en el símbolo de la resistencia contra el poder del narcotráfico que venía permeando diversos sectores de la sociedad, la política, la justicia y las autoridades policiales. Hoy 30 de abril de 2024 se cumplen cuarenta años de su asesinato, siendo un motivo para recordar su legado como defensor de las instituciones democráticas del país.


¿Quién fue Rodrigo Lara Bonilla?

Rodrigo Lara Bonilla fue una de las figuras políticas más importantes de la historia colombiana finalizando el siglo XX. Nacido en Neiva – Huila el 11 de agosto de 1946, fue abogado y líder político de esta región por el Partido Liberal y cofundador con Luis Carlos Galán del partido Nuevo Liberalismo.

En la carrera política de Lara Bonilla se destaca, haber sido designado por el presidente Carlos Lleras Restrepo como alcalde de Neiva en 1969. Posteriormente asumió cargos diplomáticos en Paris y regresó al país en para ser elegido Representante a la Cámara por el departamento del Huila entre 1978 y 1982.

Debido a las diferencias que existieron entre los dirigentes tradicionales del Partido Liberal, Julio César Turbay y Alfonso López Michelsen con los jóvenes líderes progresistas representados por Luis Carlos Galán y Rodrigo Lara Bonilla, estos últimos decidieron crear el Partido Nuevo Liberalismo. Asumiendo unas banderas nuevas deciden participar en las elecciones presidenciales y legislativas de 1982, Galán pierde la presidencia contra Belisario Betancur y Lara Bonilla es elegido senador.

Lara Bonilla como senador de la república, fue el primero en denunciar al narcotraficante Pablo Escobar Gaviria quien fungía como próspero empresario y suplente de Jairo Ortega en la Cámara de Representantes bajo la corriente liberal de Alberto Santofimio. Estas denuncias le valieron para ser nombrado ministro de justicia por el presidente Belisario Betancur en 1983 e iniciar una lucha frontal contra el narcotráfico y sus redes de corrupción en la política y la economía colombiana.

Rodrigo Lara Bonilla y la lucha contra el narcotráfico

Han sido múltiples los estudios que han determinado la injerencia del narcotráfico en diferentes sectores de la sociedad colombiana. Particularmente Pablo Escobar en los años 80 tomó a Medellín – Antioquia como el centro de sus operaciones criminales, adquirió diversos negocios legales para el lavado de activos, realizó obras sociales para que jóvenes de sectores populares de la ciudad se unieran a su red delincuencial y se vinculó con algunos sectores políticos de la ciudad para avanzar en sus actividades ilegales.

Por su parte Lara Bonilla como ministro de justicia, realizó una serie de denuncias sobre la unión del narcotráfico con políticos, jueces, policías y empresarios. Puso sus ojos en los negocios de los líderes vinculados al cartel de Medellín, logrando la expulsión de Escobar del Congreso de la República y la eliminación de su visa a los Estados Unidos. Una de estas denuncias quedó registrada en el siguiente fragmento audiovisual conservado por Señal Memoria.

Rodrigo Lara Bonilla y Belisario Betancur: Homicidio del Ministro de Justicia Rodrigo Lara Bonilla. (1984). Bogotá. Archivo Señal Memoria. UMT-209608 

 

Producto de estas denuncias realizadas por el ministro Lara Bonilla, la Unidad Antinarcóticos de la Policía Nacional encabezada por el entonces coronel Jaime Ramírez Gómez desarrolló importantes golpes contra el narcotráfico, como el decomiso de más de un centenar de avionetas y propiedades, en donde se destaca la operación Tranquilandia, realizada en marzo de 1984, y que acabaría con el que fue considerado el principal laboratorio de producción y procesamiento de cocaína incautado a las mafias del narcotráfico en aquella época.

Rodrigo Lara Bonilla, fue uno de los principales promotores de los tratados de extradición de narcotraficantes, pues consideraba que la justicia en el país tenía muchas restricciones de tipo operativo para investigar a profundidad los delitos realizados por los carteles permitiendo su impunidad, de igual manera consideraba que los dineros del narcotráfico estaban corrompiendo a las autoridades policiales, militares y civiles en todos los niveles de gobierno, dejando sin independencia al Estado y capturando la democracia colombiana para fines criminales.

El asesinato de Rodrigo Lara Bonilla

Al final de la tarde del 30 de abril de 1984, el ministro Rodrigo Lara Bonilla se dirigía hacia su casa ubicada en el norte de la ciudad de Bogotá. En cercanías a la calle 127 con autopista norte, dos adolescentes de origen antioqueño que se movilizaban en una moto de mediano cilindraje desocuparon el proveedor de una ametralladora contra el cuerpo del ministro de justicia.

La reacción de la Policía Nacional fue inmediata, realizaron la persecución de los jóvenes asesinos que fueron alcanzados en cercanías al lugar de los hechos. El perpetrador del asesinato Iván Darío Guisado, integrante del grupo “Los Priscos” (Banda de sicarios del Cartel de Medellín) cae abatido de la motocicleta, mientras que el conductor Byron de Jesús Velásquez (alias Quesito) es capturado por las autoridades. En el siguiente fragmento audiovisual conservado por Señal Memoria quedo registrado el operativo de captura de los sicarios que asesinaron a Lara Bonilla.

Rodrigo Lara Bonilla y Belisario Betancur: Homicidio del Ministro de Justicia Rodrigo Lara Bonilla. (1984). Bogotá. Archivo Señal Memoria. UMT-209608 

 

La muerte de Lara Bonilla fue el inició de la guerra frontal contra el narcotráfico, especialmente hacia el Cartel de Medellín. El magnicidio del entonces ministro de justicia lejos de amilanar el accionar del Estado, fue el detonante de la más fuerte andanada contra los carteles. Las honras fúnebres fueron acompañadas por toda la clase política de la época encabezadas por el presidente Belisario Betancur.

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Muere Lara Bonilla, ¿Y ahora qué?

La muerte del ministro de justicia Lara Bonilla, es el inicio de casi una década de terror en el país. La extradición se convirtió en el punto de honor de la guerra de “Los Extraditables” contra el Estado Colombiano. El presidente Belisario Betancur convocó de manera urgente a todo su gabinete para analizar las medidas a tomar luego del asesinato del ministro de justicia. En el siguiente fragmento del Noticiero de las Siete quedaron registradas algunas imágenes de esta reunión.

Programar Televisión. (Productora). (1984). Noticiero de las siete N7: 1983-2001. Varios, homicidio Rodrigo Lara Bonilla. Bogotá. Archivo Señal Memoria. UMT-217478

 

La guerra contra el Cartel de Medellín cobró la vida de cientos de personas en Colombia, los asesinatos de líderes políticos y de opinión se convirtieron en el mecanismo mediante el cual los carteles presionaron al Estado para que cambiara de parecer frente al mecanismo de extradición. Escobar y sus lugartenientes usaron prácticas terroristas hacia la población civil a través de atentados con explosivos en los denominados carros-bomba para infundir el miedo en la población. Y se encargaron de teñir con sangre las elecciones presidenciales de 1990 asesinado a tres candidatos a la presidencia de aquel año, Luis Carlos Galán, Bernardo Jaramillo Ossa y Carlos Pizarro Leongómez.

Con la promulgación de la constitución de 1991 se rindieron sendos homenajes por la muerte de los líderes políticos que entregaron su vida en la lucha contra el narcotráfico. No obstante, la extradición de colombianos por delitos relacionados con este negocio fue excluida de la carta magna y permitió una supuesta paz entre el Estado y los carteles del narcotráfico.

Para diciembre de 1993 Escobar es ultimado por el Bloque de búsqueda de la Policía Nacional en la ciudad de Medellín. Sin embargo, el negocio del narcotráfico mutó y se esparció por todas las redes delincuenciales del país, al punto que hoy en día es uno de los combustibles de las bandas criminales y grupos armados organizados que desarrollan su actividad criminal para mantener las rentas de este lucrativo negocio ilegal.

Cuarenta años después del asesinato de Rodrigo Lara Bonilla, la situación no ha cambiado en lo fundamental. El narcotráfico sigue siendo un negocio al que muchos colombianos se sienten atraídos por el dinero fácil, la opulencia y el supuesto éxito económico que brinda. El Estado colombiano a pesar de múltiples reformas sigue estando permeado por redes delictivas cada vez más dispersas, pero más poderosas, que impiden el correcto funcionamiento de la justicia. En conclusión, el legado de Lara Bonilla mantiene su vigencia en la actualidad, y ojalá en el futuro cercano los colombianos gocemos de instituciones democráticas libres de la injerencia de las conductas criminales que les impone el narcotráfico.

 

 


Autor: Iván Darío Romero

 

 

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Fecha de publicación original Lun, 29/04/2024 - 20:16
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