Grandes figuras de la farándula mexicana le desearon felicidad a los televidentes colombianos a finales de los ochenta.
Un festejo inspirado en la valentía de un sacerdote que fue decapitado en el año 270 después de Cristo en castigo por rebelarse contra la orden del emperador romano Claudio II que prohibía a los miembros del ejército contraer nupcias -porque, a su juicio, el matrimonio resultaba incompatible con la carrera militar-, se celebra en el mundo entero el 14 de febrero, fecha en que San Valentín fue ejecutado.
Sin embargo, en Colombia se celebra en septiembre lo que en otros países se conoce como “el día de los enamorados”. Sin mucho misticismo, la más aceptada de las versiones sobre la razón del cambio de fecha habla de la necesidad del comercio local de separar este festejo de las “ferias escolares” del segundo mes del año y darle al noveno una oportunidad para mover los mercados.
Constantemente criticada por su carácter comercial, esta celebración se ha ganado un lugar en el calendario emocional de los colombianos y, con legítima emoción, se juega al “amigo secreto” en los círculos familiares y laborales. Es tan importante que la televisión tampoco escapa a su influjo y es por eso que saludos como los que enviaron en 1989 Lucerito, la actriz mexicana, y Charlie Massó, el exmenudo puertorriqueño, son parte del patrimonio audiovisual de la nación, que se conserva en el Archivo Señal Memoria.
