Hay música clásica que no es que suene a película de terror, sino que cierta combinación de sonidos son asociados al miedo y lo macabro, haciendo que casi sean clichés para el cine. Estas son algunas obras que poseen estas características. Sonidos como coros de espíritus, órgano, las cuerdas de la orquesta en su registro más alto, voces graves, todos hacen parte del cliché. Si a esto le aañadimos el hecho de que lo que sucede en música si hace referencia a lo fantasmagórico, la mezcla se hace más efectiva.
Mozart y el fantasma de Don Giovanni
Don Giovanni es una obra que musicalmente puede sonar divertida la mayor parte del tiempo. Este es el último día en la vida de un depredador de mujeres. La parte aterradora es cuando la obra termina. Sucede durante una cena a la que asiste el fantasma del padre de la mujer de la que quiso abusar esa misma madrugada. Lo interesante fue que Don Giovanni lo asesinó al comienzo de la ópera. El muy cínico continúa burlándose, pero ahora del fantasma. No obstante, ese fantasma será su guía al infierno que lo espera, como premio por sus malas acciones con las mujeres.
Mozart – Don Giovanni – Descenso al infierno
La música y el argumento del final de esta ópera fue uno de los hechos musicales más terroríficos de su momento. Fue algo para lo que no estaba preparado el sensible público de fines del siglo XVIII. Ver y escuchar como un hombre es asaltado por un fantasma y un coro de demonios que se lo llevan al infierno era un “golpe” fuerte. Mozart tuvo que añadir un fragmento musical algo más tranquilo y acorde con el gusto de la época para alivianar la situación.
Beethoven y el “Trío Fantasma”
Más que tener la referencia directa a un fantasma o una figura espectral, esta obra de Beethoven para piano violín y violonchelo logra en su segundo movimiento una serie de sonidos que hizo que en el momento de su estreno hicieron que se le diera el apelativo de “Trío Fantasma” o “Trío de Los espíritus”. Según los biógrafos de Beethoven, este tema musical en particular surgió de la intención de Beethoven en aquella época - año 1808- de crear una ópera basada en el Macbeth de Shakespeare, donde aparece el fantasma de una de las víctimas de ese personaje.
Beethoven – Trio Fantasma
Gounod, Fausto y el demonio
En esta ópera la desconsolada Margarita, amante del doctor Fausto, está en una catedral e intenta rezar por su alma. Ella fue la artífice de la muerte de su propio hermano a manos de Fausto. Por esto, su mismo hermano la maldijo. Ahora, como suele pasar, busca consuelo en la fe, pero el demonio aparece en la catedral y la atormenta. Finalmente, también la maldice y la pobre mujer queda aún peor.
Gounod – Fausto – Escena en la catedral
Una voz baja que interpreta al diablo, orquesta y un coro infernal con la compañía del órgano, logran el efecto requerido para enloquecer de culpa a la mujer.
Giancarlo Menotti y La Medium
Ojo, no confundir con César Luis, el técnico de fútbol argentino. La moraleja de esta obra podría ser “El tiro le salió por la culata”. Aquí una pitonisa engaña a sus clientes en hipotéticas sesiones espiritistas. Su hija y un muchacho mudo ayudan a crear esos espantos para sacarle dinero a la gente. El engaño tiene un desenlace trágico cuando la medium, ebria y en medio de los delirios del alcohol, cree ver en la vida real el fantasma que ella misma ha creado. Toma un arma y asesina al muchacho que le ayuda.
Menotti – La Medium - Final
Con un grupo pequeño de instrumentos, Menotti logra el efecto deseado de llevar al espectador al tensionante ambiente de lo desconocido, con una música aterradora y tensionante.