Casi desde sus inicios, la Radio Nacional lo vinculó a su planta de realizadores. Luego, con la llegada de la televisión en 1954, Romero Lozano fue elegido por Fernando Gómez Agudelo -primer director de la televisora-como el director principal del espacio de teleteatro, que llevó a la pantalla tanto obras del repertorio griego, como el clásico y el contemporáneo. Igualmente, Romero Lozano, se mantuvo en las tablas e hizo importantes aportes a los Festivales de teatro que se impulsaron en el país a partir de la década del sesenta.
Su esposa, Carmen de Lugo (Anuncia Pereiro, era su nombre de pila) sería la compañera de camino en el teatro, la radio y la televisión, al igual que su hijo Bernardo Romero Pereiro, quien estuvo en cámara y detrás de cámaras desde el primer dia en que empezó a funcionar la "televisora". De radioteatro, al teleteatro y luego a la telenovela; ese fue el recorrido del Bernardo Romero Lozano, quien al parecer no dejó ni un solo día de experimentar con las posibilidades que ofrecía cada medio para llevar la esencia de las obras a una audiencia cada vez mayor y que, gracias al trabajo de un personaje como éste, pudo acceder a nuevos lenguajes de representación.