Cacería de culpables en el radioteatro Las brujas de Salem | Señal Memoria

Publicado el Jue, 03/07/2014 - 19:32
Cacería de culpables en el radioteatro Las brujas de Salem

El domingo 15 de julio de 1956, bajo la dirección de Gonzalo Vera Quintana y con la adaptación radial de Víctor Muñoz Valencia, la Radiotelevisora Nacional de Colombia, hoy Señal Radio Colombia, presentó Las Brujas de Salem, versión radioteatral del drama del escritor estadounidense Arthur Miller (1915-2005). La obra pone en escena un proceso judicial que condena y lleva a la horca a numerosas personas bajo la acusación de que sostienen tratos con el Maligno y practican la brujería.

Las pruebas de la culpabilidad de los acusados no se someten, a su vez, a prueba. Satisfacen a los jueces del tribunal encargado de decidir sobre la inocencia o impiedad de los sospechosos. Entre otras cosas, esas pruebas son las miradas alucinadas, la baja temperatura corporal y los gestos crispados de algunos de los atizadores de la cacería de brujas, que afirman estar viendo al demonio o ser víctimas de sus amenazas. En un medio donde no se tuviera, por así decirlo, tanta fe en la existencia del demonio, esas pruebas serían deleznables, carecerían de peso por sí mismas. No ocurre así en el mundo de Las brujas de Salem. Esas miradas, esos gestos, esos cuerpos que gesticulan y emiten voces trastornadas, presa de sugestión o de histrionismo, le bastan al tribunal para creer que el Maligno está entre ellos.

En la búsqueda de culpables, priman la sospecha y el poder incontestable de los jueces. Pese a los fingimientos y la sicosis de los testigos, la autoridad del tribunal es tan real que ha cobrado la vida de varias personas y está a punto de llevar a la horca a otras cuantas, entre ellas, a John Proctor, héroe del drama. Las brujas de Salem podría entenderse como el triunfo de la conciencia de John Proctor sobre una justicia cruel, represiva y arbitraria, cuya insensatez pone en evidencia. 

En el radioteatro dirigido por Gonzalo Vera Quintana, sobresale la actuación de Guillermo Muñoz, que hace el papel de Danforth, autoridad suprema del tribunal. Su voz es firme y hermosa. Su actuación resulta convincente cuando su personaje presencia las alucinaciones de Abigail Williams, instigadora de la cacería de brujas, interpretada por Carmen de Lugo, e increpa a John Proctor, interpretado por Guillermo Rubiano. 

Los procesos judiciales que dieron origen a la obra fueron reales y se desarrollaron en la localidad de Salem, Massachusetss, en 1692, aunque el drama escrito por Arthur Miller no se ciñe con exactitud a los hechos históricos. En Vueltas al tiempo, su autobiografía, el autor establece un paralelismo entre el mundo de Salem de 1692 y los tiempos que corrían en Estados Unidos cuando escribía la obra, el inicio de la década del cincuenta del siglo XX. Dice Arthur Miller que "...al igual que en Salem, llegó un momento, a fines de los cuarenta, en que las normas de la dinámica social cambiaron o se cambiaron de repente y las actitudes que se habían contentado con ser anticapitalistas y antisistema pasaron a considerarse impías, moralmente reprobables, y si no alevosas en acto, sí en potencia. Norteamérica había sido siempre un país religioso."

Arthur Miller escribió la obra en plena "guerra fría", en un período sobre el que el historiador Eric Hobsbawm dice lo siguiente en su Historia del siglo XX: "No fue el gobierno de los Estados Unidos quien inició el sórdido e irracional frenesí de la caza de brujas anticomunista, sino demagogos por lo demás insignificantes -algunos, como el tristemente célebre senador Joseph McCarthy, ni siquiera especialmente anticomunistas- que descubrieron el potencial político de la denuncia a gran escala del enemigo interior". Ese enemigo interior eran los simpatizantes del comunismo dentro de los mismos Estados Unidos. En Salem se persiguieron brujas; en los Estados Unidos de la posguerra, comunistas.

La versión radioteatral de Las brujas de Salem presentada en 1956 está identificada en el catálogo de la Fonoteca de Señal Memoria con los códigos CD9574 y CD9575. También se encuentra una versión posterior de la obra, identificada con el código CD9442.
 


 

Carlos Fernández

 

Fecha de publicación original Jue, 03/07/2014 - 19:32