El incierto destino de un inmigrante rumano en el año de 1929, terminó en un exitosa estrategia de comercialización en Colombia y un clímax jurídico irresoluto en Israel. Jack Glottmann consiguió llegar al país en busca de nuevos horizontes laborales después de su fugaz paso por Perú. Su éxito en la comercialización de telas y posteriormente de radios y tocadiscos, fue su trampolín para iniciar la importación y venta de electrodomésticos al alcance de todos mediante un sistema de crédito personal.
Jota Glottmann y la Industria Colombiana de Artefactos S.A., Icasa, fueron las compañías creadas por el emprendedor rumano, encargadas de comercializar y ensamblar todo tipo de electrodomésticos para el amplio mercado nacional que se proyectaba en Colombia. La muerte de su fundador dejó las firmas en manos de sus hijos Saúl y Jaime quienes continuaron el negocio y crearon una financiera industrial anexa a las dos empresas iniciales.
Todo parecía marchar sobre ruedas hasta que la fuerte caída en las ventas y la denuncia por captación ilegal de dinero público realizado durante varios años por Jota Glottmann, llevaron al conglomerado comercial no sólo a la quiebra sino a un grave proceso judicial en su contra. Dicho proceso acabaría con varios de sus ejecutivos encarcelados y con uno de sus dueños, Jaime Glottmann, fugado hacia Israel, donde, favorecido por la inexistencia de tratados de extradición, terminó radicado sin responder por sus actuaciones en Colombia.
El comercial del año 1985 muestra la variedad de artículos ofrecidos al público en tiempos navideños. Las bondades y facilidad del “crédito inmediato” publicitado facilitaron a muchos colombianos la adquisición, no solo de todo tipo electrodomésticos, sino también de muebles, juguetes, vajillas y ropa.