Cuando un ventarrón derriba el árbol más antiguo y pesado del bosque... | Señal Memoria

Publicado el Mié, 23/10/2013 - 04:45
Cuando un ventarrón derriba el árbol más antiguo y pesado del bosque...

La historia comienza una mañana, cuando un ventarrón derriba el árbol más antiguo y pesado de un bosque contiguo a un colegio. El bosque emite sonidos que fascinan  a Luisa, una niña que se declara bailadora de sonidos de bosques. Esos mismos sonidos infunden temor a la mayoría de la gente, que no duda en afirmar que el bosque está embrujado. 

El viento que acaba de tumbar el viejo árbol eleva por los aires, estrella contra el suelo y vuelve añicos una mesa para hacer efectos sonoros de radioteatro, como abrir y cerrar puertas y ventanas y producir pasos humanos y de animales.  La destrucción de la mesa malogra un taller de sonidos de radioteatro para niños que iba a comenzar esa mañana en el colegio. Ante la infeliz coincidencia, Luisa tiene una brillante idea para aprovechar ambos desastres: construir una nueva mesa sonora con la madera del árbol caído.
 
Los niños y el conductor del taller ponen manos a la obra y, antes de una semana, tienen una mesa nueva. Entonces, comienzan a oírse unas voces extrañas, disparatadas, a medias claras que intrigan y capturan la atención de los niños y aterran al conductor de los talleres, que las juzga como síntoma de la locura a la que lo ha llevado su pasión por el radioteatro. Pero se equivoca porque las voces son reales y parecen tener algo importante y urgente que decir.
 
En vida, el árbol caído tenía la facultad de capturar y emitir los sonidos de su entorno; en su nueva condición de madera de una mesa de sonidos, tiene que dar un mensaje crucial que, de no llegar a los oídos adecuados, podría significar el fin. ¿El fin para qué o para quién? Eso es lo que los niños dilucidarán ayudándole a la mesa a dar su mensaje, para lo cual deberá superar una serie de obstáculos, entre ellos, su enrevesada manera de hablar y el antagonismo del conductor de los talleres, que no quiere saber nada de esas voces.
 
Al árbol le queda un hilo de voz y un débil aliento de vida; los niños se encargarán de darle nuevo bríos y de descifrar aquello tan gracioso y enigmático que una y otra vez intenta decir.
 
 
Fecha de publicación original Mié, 23/10/2013 - 04:45