La Radiodifusora Nacional de Colombia no tuvo espacios publicitarios que promocionaran productos de consumo. El desarrollo de la publicidad ha sido más campo que ha recaído en las emisoras privadas y ha sido uno de los medios para su sostenimiento.
En los años veinte y treinta, las cuñas radiales se hacían como anuncios sencillos a una voz; en general era la voz del locutor de espacios musicales o noticiosos la que anunciaba tal o cual producto. Con el tiempo, y dado el crecimiento del sector industrial y la consecuente competencia, la publicidad empezó a acudir a otras técnicas y estilos. Poco a poco, los creativos -ya no los locutores- fueron introduciendo música y voces moldeables a intenciones comunicativas precisas. Hoy en día, las cuñas son elaboradas piezas de comunicación de alta memorización, gracias al uso de melodías pegajosas y repetitivas.
En la Fonoteca encontramos algunos críticos que desde lo público y lo académico, desdeñan las cuñas musicales. Para ellos, la introducción de elementos rítmicos - y particularmente de ciertos aires musicales- ha contribuido a transformar el gusto de la audiencia. Lo llamativo de algunas de estas críticas es que asocian la reiteración como una condición para “crear el mal gusto”, dada la facilidad para memorizar… memorizar esos ritmos tan lejanos de la denominada música erudita.
La síntesis de una de esas críticas puede percibirse en el audio que incluimos a continuación. Proviene del programa Historias de Onda Larga, producido en el año 2007, catalogado con el consecutivo CD019039.
Ana María Lara Sallenave
fecha de grabación: 1980
fecha de emisión: 1980
lugar de emisión: Bogotá