Después de la difícil victoria alcanzada el 25 de julio de 1819, en la batalla del Pantano de Vargas, las tropas de Bolívar alcanzaron Tunja donde lograron reabastecerse el 5 de agosto.
El 7 los patriotas observaron los movimientos del Ejército realista y a las 10 de la mañana se propusieron impedir el paso de los realistas por el Puente de Boyacá, en el cual confluyen los dos caminos: el de Samacá, por el que se dirigían aquellos desde Motavita y el camino real, utilizado por los patriotas. Durante un poco más de dos horas las tropas españolas, bajo el mando de Barreiro, y las tropas patriotas, bajo el mando de Simón Bolívar, se enfrentaron en la zona en donde está ubicado el Puente de Boyacá.
Batalla de Boyacá
Al contrario de lo que fue la batalla del Pantano de Vargas, que duró casi todo un día, en la batalla de Boyacá las ventajas dadas por la ubicación de las tropas vencedoras, que llegaron desde la parte alta para atacar al bando opuesto que estaba en la parte baja, fueron la garantía para que ésta fuera una operación rápida y de inmejorables resultados para la moral del ejército libertador, que tuvo poquísimas bajas y pudo tomar preso a un número significativo de españoles. Luego, estos presos serían fusilados por el general Santander, a pesar de la promesa que hizo Bolívar de que se les respetaría la vida.
La batalla de Boyacá significó un gran logro estratégico, por las pocas bajas en las filas patriotas y la captura completa de la segunda división realista, además de obligar la huida del Virrey Juan Sámano abandonando parte del tesoro real.