Su voz ronca correspondía a la imagen que se tiene de las villanas, conocidas como las antagonistas en los dramas televisivos, por lo que, a menudo, le dieron de dieron el papel de la mala en las radionovelas.
Dora Cadavid es prima segunda por parte de padre de Porfirio Barba Jacob, el célebre poeta antioqueño. Quizás no sea casualidad que un día, siendo muy niña, su madre le hubiera preguntado de dónde había sacado esos cinco pesos que llevaba consigo y Dora le hubiera contestado que se los había ganado en un certamen de canto celebrado en la radio.
Cantaba y recitaba en secreto en la emisora Siglo XX de Medellín, lo hacía tan bien que la declararon fuera de concurso, venció también las reservas de su madre al arte gracias a la intercesión del dramaturgo Fausto Cabrera, exiliado de la guerra civil española, que un día se presentó en su casa para explicar que la del artista es una profesión digna y que no había razón para temer por la integridad moral de la joven Dora. Auspiciada por las palabras persuasivas de Fausto Cabrera, Dora Cadavid dio un paso decisivo hacia su carrera actoral.
