Un pasado idealizado fue la fuente del tipo de música andina colombiana que mejor le ha ido en el mercado. Ejemplos de vinilos conservados en la Fonoteca
Por : José Perilla
“El ayer”, “Lo viejo”, “lo de antes”, “el pasado”, son conceptos o denominaciones que estuvieron muy presentes en el ámbito de la música andina colombiana. En la actualidad, muchas personas enmarcan la música de grandes duetos como “Garzón y Collazos”, “Obdulio y Julián” o “El dueto de antaño” como la música de los abuelos. Y ciertamente lo es. Pero algo que llama la atención es que en el momento que estas y otras agrupaciones estuvieron plenamente vigentes y estuvo activa su producción discográfica, “lo viejo”, “lo de antes”, ese romántico pasado ya era una característica común en textos y temas de canciones y en portadas de discos.
Para continuar con nuestra exploración en los discos de vinilo que reposan en la Fonoteca de Señal Memoria, hoy vamos a presentar algunas portadas representativas de esa tendencia que tuvo la música andina colombiana producida sobre todo entre los años 50 y 80.
Para empezar, aquí tenemos la carátula del segundo volumen de la compilación Recuerdos del ayer. Los intérpretes, Camilo García y Ramón Carrasquilla, se llamaron precisamente “El dueto de antaño”. Es preciso aclarar que esta insistencia en la evocación, en la adoración de un pasado glorioso, fue una de varias tendencias en la música andina. Otros discos se ocuparon de presentar propuestas renovadoras tanto en el componente musical como en los textos y diseños de discos. Pero enfocados aquí en el sentir romántico del recuerdo, las notas de este disco explican muy bien de qué se trata el asunto:
“Son canciones como las que hemos seleccionado en este long play, el segundo del Dueto de Antaño en Sonolux. Tonadas que hieren remembranzas que reíamos clausuradas… Este álbum revive triunfalmente toda una época, en que la ingenuidad andaba del brazo con una noble, linajuda picaresca… Son estas canciones que todos amamos. Porque hablan de cosas idas, de ‘flores del pasado’ que hoy y con este álbum tienden su ancla de plata al recuerdo.”
Una canción representativa de este repertorio es el pasillo “Camino viejo” de José A. Morales (1913-78). Así mismo se tituló uno de los discos grabados por “Garzón y Collazos”, dentro de la fructífera relación que tuvo el dueto con el compositor santandereano al amparo del sello Sonolux. Nos cuenta Calibán en las notas que acompañan el disco: “A la cabeza de las canciones figura la bellísima ‘Camino viejo’. Es un pasillo canción que encantará a cuantos aún aman las cosas bellas y viejas de esta Colombia que se fue”. El texto de la canción alude a la infancia en un contexto rural y el camino que conduce a “la escuela de doña Inés”.
Durante una época en la que se agudizó la violencia en el campo colombiano y se produjeron migraciones mayúsculas a las ciudades, así como lo fueron esos años 50 en que “Garzón y Collazos” empezaron a grabar, estas idealizaciones tuvieron amplia acogida. Al interior de este disco se incluyeron fotografías del dueto recibiendo un reconocimiento por sus ventas previas. Así mismo, fotografías de algunas sesiones de grabación con un conjunto mediano compuesto de tres violines, dos clarinetes y un director, más el dueto con guitarra y tiple. Para el pasillo “Camino viejo” acompañó el conjunto de Jaime Llano González. Eran, en conclusión, sonidos concebidos en la urbe, distantes del campo idealizado, pero acordes con la industria discográfica y el consumo del momento. Con este par de portadas se presenta un elemento adicional. Además de “el pueblo”, “los caminos”, otro elemento que estuvo presente en las evocaciones de la música andina fue el trabajo del campesino. De nuevo tenemos al “Dueto de antaño” con un disco de título elocuente: La canción del regreso; pero, adicionalmente, allí está retratado el viejo campesino. Otro no tan viejo se enmarca en una guitarra como símbolo del “estilo de antes” que tuvo la Estudiantina López en su grabación.
Cabe resaltar que, así como para el caso de la música tropical no se puede pasar por alto la labor del sello Discos Fuentes, en este tema de la música andina el sello Sonolux fue fundamental. Coincidieron allí creativos músicos como Luis Uribe Bueno, León Cardona o Jaime Llano González, quienes estuvieron al frente de la producción de muchos discos y “a la caza” de nuevos talentos para dar dirección a sus propuestas. De sus ideas musicales dependió también qué sería novedoso o qué “al estilo de antes”.
Rodrigo Silva y Álvaro Villalba han sido vistos como los herederos de Garzón y Collazos. Algunos repertorios enlazan sus carreras musicales y son los duetos de mayor trascendencia en la industria discográfica (aún hoy están presentes en las pocas tiendas las compilaciones en Disco compacto de sus antiguos vinilos). Con Paredes viejas se suma un elemento arquitectónico más puntual a “el pueblo”, sus “caminos” y sus habitantes trabajadores. Se trata de un pasillo de Rodrigo Silva que le da título a este disco publicado por Philips y que en su mayoría se dedica a canciones de Jorge Villamil, como parte de una relación equiparable a la que tuvo “Garzón y Collazos” con José A. Morales.
Para cerrar esta nota presentamos la portada de un disco monofónico, tecnología vigente hasta mediados de los años 60 cuando el sistema de grabación estereofónico empezó a popularizarse. Canto de amor, de “Los trovadores del pasado”, fue una producción de la Compañía Colombiana de Discos, Codiscos, otro importante sello para la música andina colombiana. Nos dice la nota que acompaña: “Los Trovadores del Pasado rinden tributo a una época feliz en la música, al romanticismo musical de los años 30, década inmortalizada por nombres aún vigentes: Margarita Cueto, Alfonso Ortiz Tirado, Juan Arvizu, Carlos Mejía, etc.”
La nota trata sobre la vida musical de los hermanos Aarón y Jairo Vásquez, integrantes del dueto, oriundos de Titiribí, Antioquia, radicados en Medellín desde la infancia. Finalizaremos con otra cita que ilustra de nuevo aquellos íconos de la idealización romántica, pero que también deja ver entre líneas las circunstancias en que esto ocurrió y quienes tomaron parte en el éxito que tuvo:
“Queremos destacar una circunstancia interesante: el sitio donde residen los ‘Trovadores del pasado’, ‘La Casa del Recuerdo’ ha sido testigo de memorables tertulias artísticas, rincón rodeado de jardines, donde con cada flor nace una canción, cabaña rústica y solitaria adornada por su alejamiento del bullicio ciudadano. Allí, los periodistas, cantantes y músicos antioqueños, viven gratos momentos, sublimados por el brindis aguardientón y bohemio…”
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