Los cronistas españoles de los siglos XVI y XVII describieron por primera vez a unos grupos nativos de la región media del Río Magdalena como los “terribles Carares”, cuya belicosidad y “costumbres macabras” los convirtieron en objetivo de las expediciones de pacificación de diferentes gobernantes coloniales, al tiempo que hicieron de la región del Carare una barrera de resistencia tanto humana como geográfica. La segunda mitad del siglo XX vería llegar una nueva iniciativa para la colonización del Carare, esta vez en cabeza del Instituto de Colonización e Inmigración, ICI, creado por el teniente general Gustavo Rojas Pinilla en 1953.
La Dirección de Información y Propaganda del Estado y su departamento de cinematografía realizaron en 1954 un corto institucional titulado La colonización del Carare, en el cual se mostraban las virtudes del proyecto de inmigración dirigida a la región Carare – Opón y con centro en la población de Cimitarra.
La historia reciente de la colonización del Carare tiene en Roberto Urdaneta Arbeláez y Gustavo Rojas Pinilla dos protagonistas de los destinos de esta región del Magdalena medio durante la década de los años 50 en Colombia. Para 1953 el entonces Instituto de Parcelaciones, Colonización y Defensa Forestal, encargado de las tareas de asignación de baldíos, tuvo a su cargo la asignación de tierras del Carare y el Opón pertenecientes a los departamentos de Antioquia y Santander, a los miembros activos y en retiro de la Fuerzas Armadas. El decreto 0870 del 26 de marzo de 1953 firmado por el designado Urdaneta Arbeláez, quien reemplazaba en la primera magistratura del Estado a Laureano Gómez, contenía esta prerrogativa.
Unos meses más tarde, Gustavo Rojas Pinilla asume el mandato del país y su gobierno militar continúa con la iniciativa colonizadora tanto en el Carare como en zonas del Patía, Sarare, Baudó, Ariari y la Orinoquía. El Instituto de Parcelaciones es liquidado y en su reemplazo se crea por medio del decreto 1894 del 18 de julio de 1953 el ICI, el cual en adelante tendría las tareas de: “Realizar la colonización de las tierras baldías del país; comprar predios o mejorar u obtener concesiones […]; fomentar el desarrollo de centros de colonización […]”
Es importante anotar como el presente corto institucional del Carare pretende mostrar los centros de colonización proyectados en su definición más amplia, contenida precisamente en el decreto mencionado anteriormente, donde se definen como: “organizaciones autónomas que inicialmente pertenezcan a colonos nacionales o extranjeros o mixtos, o a personas o entidades privadas, nacionales o extranjeras o mixtas, y que tengan como objeto explotar económicamente recursos naturales en forma cooperativa, de sociedad u otra apropiada.”
De acuerdo con los datos del censo nacional de 1951 y 1964 en el departamento de Santander, el impacto de esta colonización dirigida fue de más de 200.000 habitantes aproximadamente, al tiempo que se distribuyeron 65 hectáreas de tierra durante un período de tiempo similar. Estos colonos provenían principalmente de Antioquia, Tolima y del altiplano cundiboyacense.
Las políticas de colonización de Rojas Pinilla formaban parte de un programa más amplio que buscaba “fomentar el progreso económico y social de las partes menos desarrolladas del país”. Para ello, se emplearon tres estrategias que se reflejan claramente en el corto institucional presentado anteriormente:
1. Una infraestructura productiva estructurada por medio de vías de penetración, un plan vial local y un aeródromo localizado en la población de Cimitarra, que operó como punto central de esta zona de colonización.
2.Un plan de colonización con construcción de vivienda, granjas agropecuarias, adjudicación de tierras, créditos a los colonos e inmigración de extranjeros con conocimientos técnicos en explotación agrícola.
3. La industrialización de sectores como la explotación de maderas y la empresa Láminas de Fibra del Carare, la cual contaba con participación estatal.
Estas ambiciosas iniciativas de colonización en diferentes territorios del país, a cargo del ICI y su gerente el coronel Daniel Cuervo Araoz, quien aparece en el comienzo del presente corto institucional, tuvieron una breve existencia. Para marzo de 1956 el ICI fue liquidado y sus funciones, deudas y bienes fueron trasladados a la Caja Agraria, terminando así con la mayoría de estos planes de expansión.
Autor: Luis Alfonso Rodríguez Norato