Por: Eduardo Pinzón
En el programa Nuestros pueblos, transmitido por Señal Colombia, los periodistas Iván Darío Parra y Jorge Orcasitas cubrieron un evento muy especial, el encuentro mundial de coleo de 1998 llevado a cabo en Villavicencio. En esta ocasión se contó con la presencia de invitados internacionales, gauchos de Argentina y Uruguay, charros mexicanos, malabaristas cubanos, etc. Las sabanas del Meta fueron el escenario ideal para un diálogo de saberes de los vaqueros de América Latina, que le cuentan a la cámara el origen, desarrollo y reglas del coleo.
El coleo es el deporte de que nació en la faena de marcación de terneros en el corral. Dos vaqueros hacen pareja: uno enlaza, mientras el otro toma la cola del animalito y lo tumba. El que enlazó trae luego el hierro al rojo vivo y marca el ternero. Este trabajo se llama la hierra y se efectúa cada seis meses, en noviembre y en mayo. Más adelante el coleo se extendió a la sabana, cuando se colea desde el caballo para detener la res arisca que huye de la vacada.
Posteriormente, se llevó el coleo a las calles de los pueblos durante las fiestas patronales. Cercadas las bocacalles con guadua y construidos unos sencillos palcos, se soltaban diez o más toros salvajes que eran coleados, procurando cada coleador tumbar el suyo frente al palco de la mujer de su afecto. Las muchachas ponían cintas de colores en los brazos del coleador que les brindara un toro. Finalmente, se construyen mangas o pistas de trescientos metros de largo por doce de ancho y tres de alto, con corrales o cosos en cada esquina.
La manga se divide en cuatro zonas. La zona de preparación se cuenta a partir de la salida del coso, y tiene cincuenta metros. Quien tumbe el toro en esta zona tiene el mayor puntaje que se da en la premiación. Las siguientes zonas de cien metros cada una se destinan propiamente para colear, y el puntaje para la coleada decrece en la medida que se tumbe el toro en los primeros cien metros o después de estos. La última zona no es para colear, y se sanciona a quien tumbe el toro allí. Se llama zona muerta y tiene cincuenta metros. Fiestas en un pueblo llanero sin coleo no son fiestas.