En Colombia, durante la década de 1960, la búsqueda y estudio del folklore, “el alma de los pueblos”, fue una prioridad para diversos tipos de instituciones y personas asociadas al medio cultural. Parte de los objetivos fue establecer qué elementos podrían identificar y unificar a la nación y en qué forma. Los resultados obtenidos se condujeron hacia la educación, la institucionalización y los escenarios. Así, en junio de 1959 se llevó a cabo la primera edición del Festival Nacional de Folclor, en Ibagué; en 1961 se estableció el Instituto de Cultura Popular, en Cali; en 1963 se creó el Patronato Colombiano de Artes y Ciencias “para fomentar la creación artística, la investigación folclórica, científica, de educación y cultura”[1]. Es preciso mencionar, no obstante, que las formas de investigación y apreciación sujetas al término “folklore”, o “folclor”, fueron variables y venían en desarrollo desde años antes.
En 1936, en el marco del primer Congreso Musical de Ibagué, Daniel Zamudio (1885-1952) presentó su trabajo “El folklore musical en Colombia”, que fue publicado por escrito en 1949[2]. En relación con la música, esa misma década inició sus publicaciones escritas Guillermo Abadía Morales (1912-2010), influyente folklorista. Como lo afirma Egberto Bermúdez: “Alrededor de 1945, los escritos de Abadía y de Zamudio se encontraban sumergidos en la indefinición conceptual de lo 'folklórico' aunque en ellos quedaban muy claras las dos orillas opuestas desde donde hablaban. De un lado, Zamudio se preguntaba por la música, sus esquemas rítmicos y melódicos y por sus criterios de transcripción, del otro, Abadía pensaba sólo en los bailes y, en cuanto a la música, sólo se refería a las canciones de música nacional popular más prestigiosas y más difundidas por los discos y la radio. Así, Abadía cree presentar productos de investigación musical pero en realidad lo que hace es contribuir a forjar un canon oficial musical que más tarde, en 1961, pide defender con 'una actitud intransigente' ante los falseamientos y tergiversaciones de su 'autenticidad'”[3]
Uno de los escenarios que tuvo Abadía para su labor fue la Radiodifusora Nacional de Colombia[4]. A su cargo estuvo un programa semanal de 15 minutos titulado “El folclor en Colombia”. Este apareció en el Boletín de Programas de la emisora correspondiente a julio de 1961. En la misma edición de dicha revista, Abadía empezó a publicar una serie de escritos sobre géneros musicales y bailes colombianos, el primero de los cuales se titula “El bambuco”. En relación con la diferencia de enfoques de Abadía y Zamudio y la “indefinición conceptual de lo folklórico” en los años cuarenta, llama la atención que en esos Boletines de 1961 también se llevó a cabo una nueva publicación de “El folklore musical en Colombia”, texto de Daniel Zamudio mencionado anteriormente.
Otros programas, desde años atrás, se habían enfocado en la música colombiana con la presentación de discos o de agrupaciones en vivo. Ya en el boletín de febrero del año 1957 es posible encontrar la participación del conjunto dirigido por Delia Zapata Olivella –influyente folclorista también– en el programa “Música popular colombiana”; en el mismo boletín apareció el programa “Investigaciones folklóricas” a cargo de Víctor Sánchez M. De nuevo en el conjunto de la “indefinición conceptual” del folklore, también se encontraba el programa “Por los caminos de Colombia”. Este fue realizado por Andrés Pardo Tovar (1911-72), investigador musical que, sin embargo, tuvo planteamientos contrarios a los de Abadía y más afines al tipo de análisis musical sugerido por Zamudio en el pasado, y que para los años sesenta y setenta entraban en diálogo con los avances de la musicología.
“Por los caminos de Colombia” tuvo un enfoque nacionalista y una intención pedagógica. Pero una lectura actual de sus libretos da cuenta, si no de la distancia, al menos de la conciencia que tuvo Pardo Tovar sobre las estandarizaciones (lo “típico”) a las que tendió el enfoque folklórico. Un ejemplo es la forma como se presenta la participación del conjunto “Los madrigalistas de Colombia”. El conjunto interpretó un tipo de música lejano de las prácticas campesinas que eran objeto del folklorismo. Pero los textos de las canciones interpretadas –una titulada “Los caminos del café”– apelaban a la idealización romántica del contexto rural con la que sí congenia el folklorista. “Aquí nos acercamos a lo folklórico. Si no propiamente por el ritmo o la melodía, al menos por el tema y la intención”, se afirma en el programa.
Se presenta con este texto un clip de audio hecho con extractos de la emisión mencionada de “Por los caminos de Colombia”. El documento completo se encuentra en la Fonoteca catalogado con el código es CD17220.
José Perilla
Información del archivo: Programa “Por los caminos de Colombia”
Fecha de grabación: c.1970
Fecha de emisión: c.1970
Lugar de grabación: Bogotá.
Referencias de lugar: Bogotá
[1] http://patronatocolombiano.com/patronato.html (consulta: septiembre de 2014)
[2] Daniel Zamudio, El Folklore Musical en Colombia, Suplemento de la Revista de las Indias, 14, mayo-junio de 1949), 30 pp.
[3] Egberto Bermúdez, “Panamericanismo a contratiempo: Musicología en Colombia, 1950-70”, en Coriún Aharonián (coord.), Música/Musicología y colonianismo, Uruguay: Centro nacional de documentación musical Lauro Ayestarán, 2013, p.124
[4] Ver “La Fonoteca de Señal Memoria en el origen de los Centros de documentación musical”.