El personaje de Orfeo nos muestra al hombre que con su música agradó incluso a las piedras. Hombres, mujeres, animales, todos se rendían ante su música. Era la estrella de rock del momento. Como suele pasar en estas historias, su padre era un dios (Apolo). Pero además tenía un padre terrenal, que tampoco le hacía el feo a la situación. Para Orfeo cantar y tocar la lira le permitieron conquistar a la que sería su esposa: Eurídice.
Ahora bien, como a cualquier estrella de rock, la tragedia lo golpeó. El día de su matrimonio la señora muere al ser mordida por una culebra y su alma desciende al inframundo. ¿Y qué hizo Orfeo después? Pues, lo que cualquiera en su lugar habría hecho, viajar al reino de los muertos y traerla de vuelta.
En el Archivo Señal Memoria hay tres discos que muestran la historia de Orfeo, pero con música. Tres obras cuya esencia es la misma, aunque con finales diferentes.
Final # 1: Orfeo de Monteverdi: va al cielo con su padre. Se ahorra la crucifixión
Así comienza esta ópera y para algunos expertos, acá comienza la historia de la ópera.
Monteverdi – L’Orfeo - Wenzinger
Esta obra es la primera ópera que se conserva en su totalidad. Es de 1607 y todo lo que existió antes de este año se perdió en las “arenas del tiempo” o se conservan sólo fragmentos. Claudio Monteverdi la estrenó hace 410 años (ojo, no confundir Monteverdi con Giuseppe Verdi, ya que no hay ningún tipo de relación más allá de que ambos componían música para la escena).
En esta obra Orfeo va al infierno. Con su música logra sobrepasar todos los obstáculos que se le presentan. Tiene permiso de sacar a Eurídice, efectivamente. Pero cuando van a salir del inframundo, Orfeo, a pesar de la prohibición, voltea a mirarla. Ella vuelve al “hueco” y Orfeo es expulsado. Llora su suerte, ahora bien,como tiene padre famoso y con poder, éste se lo lleva al cielo y sin pagar la dolorosa “cuota” de sangre de los hijos de otros dioses en la tierra.
Esta versión es de 1955. La dirige August Wenzinger. Es una de las primeras versiones grabadas en su totalidad (antes sólo se podían grabar fragmentos). En ella se pretendía recrear el sonido de los instrumentos tal como sonaron en 1607. Wenzinger fue uno de los pioneros de esta tendencia en la interpretación musical. Más de 60 años después, a esta grabación se le considera como una curiosidad, más no como un punto de referencia a las interpretaciones que se graban en la actualidad.
Final #2: Gluck: Orfeo con un final feliz
Así sonaba la música épica en el siglo XVIII. Orfeo se enfrentaba a las Furias del inframundo.
Gluck – Orfeo y Eurídice - Danza de las Furias – Furtwängler
Esta es la misma historia. Orfeo la “embarra”. Regresa triste a la tierra y quiere suicidarse. Ante el sacrificio que piensa hacer, la fidelidad por su esposa se ve recompensada resucitándola. Gluck estrenó esta ópera en 1762 y en esa época el público era muy impresionable. Era de mal gusto ver una muerte demasiado realista en la escena y mucho menos se podía ver un final triste en la ópera. Es así que todos los compositores debían terminar sus obras de forma feliz. Esto se lograba, generalmente, con la aparición de un dios que termina arreglándole el lío a todos. Y el público feliz.
Esta es una grabación histórica, muy importante por el tiempo y las circunstancias en las que se registró. Fue grabada en 1951 por el director alemán Wilhelm Furtwängler, que -así por encima- era el director más importante del mundo en su momento. Pertenece a una época en la que él acababa de salir de un riguroso proceso de desnazificación. El señor llevó la “cruz gamada” de haber sido el director favorito de Hitler y de todo el Tercer Reich, y esto se lo cobraron duro los vencedores: le prohibieron dirigir durante un buen tiempo.
Final #3: Stravinsky: Orfeo muere, pero su lira asciende al cielo
Stravinsky - Orfeo - Apoteosis de Orfeo - Stravinsky
Este es un Orfeo de postguerra. Se estrenó en 1947. Ya en pleno siglo XX y dos guerras mundiales después el enfoque es diferente. Esta es una obra que muestra un Orfeo más humano. No hay “transfiguraciones” milagrosas. Orfeo sólo muere tras salir del infierno, pero su lira asciende a los cielos. En este fragmento se aprecia la llamada apoteosis de Orfeo, donde se retrata ese ascenso.
Lo importante de esta versión que reposa en el Archivo Señal Memoria es que es interpretada por el mismo compositor. ¿Qué tiene esto de importante si, por ejemplo, desde Michael Jackson a Diomedes esto se lleva a cabo? Pues que en música clásica la tendencia es que las obras sean interpretadas por otras personas diferentes al compositor. Nunca se sabrá cómo quería Beethoven que sonara su Quinta sinfonía. Primero, porque era sordo y, segundo, porque ya murió y por muy exactas que fueran sus anotaciones en la partitura, no habrá nunca certeza de cómo debería sonar.
En el caso de Stravinsky, existe la ventaja de que dejó grabada gran parte de su obra. Este disco es de 1965 y lo importante es que al dirigir su propia obra, contamos con el audio de cómo quería que sonara este Orfeo desde cuando lo compuso lo compuso. Es él el que habla directamente de su obra.