El pianista de los 30 centímetros: Rachmaninov | Señal Memoria

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Publicado el Jue, 13/07/2017 - 18:01 Artes y oficios
El pianista de los 30 centímetros: Rachmaninov

Así suena la obra más compleja para piano que existe


Rachmaninov – Concierto para piano n° 3 – III Movimiento (1929)

Sergei Rachmaninov fue uno de los compositores y pianistas rusos más famosos de fines del siglo XIX y mediados del XX. Sus manos podían alcanzar lo que en el piano se llama una treceava. Es el espacio de trece teclas blancas del piano, entre el dedo meñique y el pulgar ¡Aproximadamente 30 centímetros! Bastante, teniendo en cuenta que muchas personas no pueden tocar ni siquiera una octava.

En el Archivo Señal Memoria tenemos grabaciones de sus obras interpretadas por él. De estas, se destacan especialmente sus conciertos para piano, grabados en 1929 para la compañía Victor Talking Machine –que con los años se transformaría en RCA Victor-, con la dirección de Leopold Stokowski.

Rachmaninov compuso su tercer concierto para piano en 1909, en su momento solo fue visto por el público que asistía a sus conciertos como una excelente forma de mostrar lo virtuoso que podía ser ante el piano. Ojo, aún no existían grabaciones de esta obra y sólo unos pocos podían apreciar sus dotes interpretativas. Aquellos que podían tener el lujo de entrar a salas de concierto como el Carnegie Hall y hacer parte de esa élite social que apreciaba la música y tenían el dinero para asistir a los conciertos o tener funciones de mecenas de los escenarios.

Por mucho tiempo, pocos pianistas se le quisieron “medir” a esta complicada obra de más de 40 minutos de duración. No obstante, el desarrollo de las técnicas para tocar el piano, permitió que muchos intérpretes alrededor del mundo la tocaran a pesar de no tener unas manos con ese alcance de 30 centímetros.

¿Qué otras obras complicadas compuso Rachmaninov?

Muchas obras tienen esa complejidad técnica a la hora de interpretarse. Ya no es sólo abarcar trece teclas del piano. También es saberlas tocar con rapidez y precisión. En ese aspecto se destacan sus Estudios para piano Op. 39. De ellos el número 6 ofrece las mayores dificultades. Según Rachmaninov, se inspiró en el cuento de Caperucita roja y el lobo para su creación y en esta interpretación podemos apreciar algo de esa frenética persecución.


Rachmaninov - Etude tableau en la menor op. 39 n° 6

La obra más conocida de Rachmaninov

El “Preludio en Do sostenido menor” es una corta obra para piano solista que pertenece a sus Cinco canciones de fantasía Op. 3. Fue popular desde su estreno en 1892 y de forma caprichosa ha llevado nombres como El incendio de Moscú, El día del juicio final o Las campanas de Moscú. Esto se debe al carácter lúgubre y misterioso de la música que se escucha desde el comienzo.


Rachmaninov - Preludio en Do sostenido menor

A pesar de esa lentitud inicial, la cosa se complica a medida que transcurre la interpretación.


Rachmaninov - Preludio en Do sostenido menor

Su creciente popularidad hizo que muchas otras composiciones de Rachmaninov, de mayor factura musical, no contaran con la misma aprobación. Por este motivo terminó odiando este Preludio. Sin embargo, es indudable que sin esa popularidad, la música de este compositor ruso, podía haber pasado a ser una anécdota más dentro de la gran cantidad de intérpretes que no tienen las enormes manos con un alcance de 30 centímetros.

Fecha de publicación original Jue, 13/07/2017 - 18:01