El tamal es una expresión de uno de los elementos nutricionales fundamentales de la dieta de nuestro continente: el maíz. Sin embargo, también es el resultado del mestizaje y de las mezclas de ingredientes que dejó el proceso de colonización. Pero además, en torno suyo gira una interesante hipótesis que deja entrever las relaciones de dominación que se dieron mientras el territorio estuvo ocupado por España.
Se afirma que la manera como hoy se envuelve y la mezcla de tantos ingredientes, viene de la forma como los esclavos negros e indios recogían y envolvían las sobras que dejaban los amos. Siguiendo esta hipótesis podríamos pensar que el tamal es un testimonio de sobrevivencia.
El tamal
Mestizaje, identidad… El tamal es todo esto. Y cada región de América tiene su manera de prepararlo y de llamarlo; por ejemplo en Nicaragua se conoce con el nombre de “nacatamal”. De otra parte, a él también se le asocia el famoso “envuelto” colombiano. Y no está de más agregar que existen en nuestro país los tamales santandereanos, los tolimenses o los de Pipián, entre muchos otros.
Nuestra gastronomía, diversa y rica, ocupa también un lugar en la celebración del Bicentenario. Hoy doscientos años después del grito de Independencia podemos disfrutar un producto muy nuestro, en el cual también hay rastros de nuestra extensa y compleja historia.