En ocasiones, determinados eventos, acontecimientos o estados propios de los ciclos de naturaleza tales como las estaciones, temporadas particulares de lluvias o fenómenos meteorológicos, pueden llegar a causar cambios importantes en el estado de ánimo de las personas. La celebración de la Navidad es uno de estos eventos causante de lo que se conoce como la depresión navideña.
En un tiempo donde los anuncios, la publicidad, la decoración, las luces, y en general, todo el ambiente alrededor de las personas está saturado de llamados a la alegría, el compartir y la celebración, para algunos, las sensaciones son totalmente contrarias. El desaliento, la tristeza y el desánimo generalizado condicionan la vida de quienes se ven afectados por esta condición durante un tiempo en cual pareciera que la obligación es estar felices. Aunque en lugares condicionados por el descenso de la luz solar y el frío durante la estación invernal es más frecuente este tipo de depresión, se presenta también en personas que habitan lugares sin dicha afectación. Además de lo anterior, la depresión navideña se puede presentar también por algún hecho adverso asociado con o sin razón a estas celebraciones, lo que desencadena el particular cambio de ánimo. Esta depresión, conocida también como “el blues de Navidad” o “la depresión blanca”, debe ser tratada de manera profesional sin descuidar sus manifestaciones y síntomas. En este fragmento del programa Culturama presentado por Margarita Ortega y dedicado a la Navidad, el psicólogo Edgar Rincón explica las posibles causas y cómo hacer frente a este tipo de depresión.