Cuando su voz cambió, ingresó al grupo actoral de adultos de la misma emisora, en el que, bajo la dirección de Bernardo Romero Lozano, actuó, entre muchas otras, en obras de Shakespeare y de Ramón del Valle-Inclán, en cuyo Romance de Lobos gimen almas en pena en unos bien logrados segundo y tercer planos.
En esas voces espectrales se plasma una búsqueda que Fabio Camero resalta del radioteatro colombiano de los cincuentas del siglo XX: la creación de planos sonoros bien definidos, algo en lo que insistía Bernardo Romero Lozano. Se trata, a juicio de Fabio Camero, de una práctica que la radio colombiana posterior dejó de lado y que merece seguirse explorando. Advierte que la perfección de los planos sonoros no se consigue simplemente alejándose o acercándose al micrófono.