“Bikini” viene de dos vocablos de la lengua marchalés: "Pik" – superficie y "Ni" – coco. El marchalés es la lengua oficial de las Islas Marshall, ubicadas en la Micronesia, zona central del océano pacífico norte. Allí queda el Atolón Bikini, donde fueron realizadas numerosas pruebas con bombas atómicas y de hidrógeno por parte de los Estados Unidos, entre 1946 y 1958.
Por la misma época se popularizó la seductora prenda femenina. Entonces, por ilustrativa comparación con el efecto que causaba, el bikini se denominó como aquel remoto lugar de las potentes bombas. Fue así como el par de prendas que le componen iniciaron su ascendente carrera.
En el caso colombiano, un medio privilegiado para su proyección fueron las portadas de discos dedicados a la música llamada “tropical”, o mejor aún, la llamada “música caliente”. Los ejemplos son casi innumerables, así como muy pocos los hogares en los que no se haya contado con alguna de aquellas memorables compilaciones decembrinas.
Pero por otro lado, dando cabida no a los sonoros “cañonazos”, sino más bien a la “rareza”, se trae a colación en esta oportunidad un disco de alusiones mucho más directas: La danza de la Tanga; publicado por Discos Fuentes cerca del año 1974. Además del ineludible atractivo que ejerce su portada, el disco tiene la particularidad de presentar a Julio Ernesto Estrada, el popular Fruko, no solo como productor (labor que desarrollaba desde el 69), sino como pianista.
El disco se conserva en la fonoteca de Señal Memoria con el código CD12777. De allí se presentan dos piezas musicales. Aquella que le da nombre en primer lugar, y para complementar “El patín”.
Audio - Danza de la Tanga:
Audio - El patín:
