El especial Grandes Pensadores tiene el objetivo de rescatar la figura de algunos de los filósofos, literatos, líderes políticos y espirituales más relevantes de la historia contemporánea: desde Friedrich Nietzsche hasta Sigmund Freud, pasando por Benazir Bhutto y Golda Meir.
Hannah Arendt es considerada una de las pensadoras más importantes del siglo pasado. Nunca se concibió como filósofa, pues su verdadero campo de estudio fue la teoría política. Sus planteamientos y reflexiones en torno a temas como la vida, la moral, el perdón y la libertad, la convirtieron en una autora imprescindible al momento de comprender el mundo que sobrevino tras la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Gracias a los documentos audiovisuales y sonoros conservados en el Archivo Señal Memoria, indagaremos en dos de las obras principales de la escritora alemana: La condición humana, escrita en 1958, y Eichmann en Jerusalén, de 1963.
La vida en el exilio
Hannah Arendt nació en Hannover (Alemania) en 1906 en una familia judía, laica y progresista. Estudió filosofía y teología en las universidades de Marburgo, Friburgo y Heidelberg, lugares en donde recibió las enseñanzas de reconocidos filósofos como Martin Heidegger (su principal maestro), Edmund Husserl o Karl Jaspers. Este último fue el director de su tesis doctoral, en la que la pensadora alemana estudió el concepto de amor en la obra de San Agustín de Hipona. Al iniciar la década de los treinta y con el ascenso del nacionalsocialismo alemán, Arendt se vio obligada a exiliarse en París, como tantos otros intelectuales de la época, donde permaneció hasta 1941. El siguiente video del Noticiero de las siete (N7) de 1995, muestra algunas imágenes de la tragedia del Holocausto judío y el final de la Segunda Gurerra Mundial.
Programar Televisión (Productor). (1995). Noticiero de las siete N7. [Reportaje sobre el fin de la Segunda Guerra Mundial]. Colombia-Programar Televisión. Archivo Señal Memoria, BTCX60-063951.
Poco tiempo después de su estancia en Francia, Arendt se radicó en Estados Unidos, donde adquirió mayor reconocimiento al escribir en la revista The New Yorker las crónicas sobre el juicio que el Estado de Israel inició contra Adolf Eichmann, uno de los principales responsables de la organización burocrática del genocidio judío. Bajo el título de Eichmann en Jerusalén. Un estudio sobre la banalidad del mal (1963), Arendt analizó las relaciones entre política, moral y perdón, argumentando que el pensamiento (la capacidad de autorreflexión en lo ético-político) es lo que nos impide banalizar o volver ambiguo el concepto del mal, escapando de las manipulaciones o instrucciones frívolas respecto a lo que está bien o lo que está mal. Algo que no hizo Eichmann, quien disolvió su responsabilidad moral frente a los acontecimientos al haber perdido su capacidad de pensar y actuar en relación con él mismo. Para la escritora alemana, el ejercicio de pensamiento o reflexión depende necesariamente de la libertad del sujeto y no de su nivel de conocimiento o contexto histórico.
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La condición humana
Unos años antes, Hannah Arendt había escrito un texto fundamental en materia de teoría política, campo de estudio que tuvo predominancia a lo largo de su obra. En La condición humana (1958), la pensadora estableció como categoría central la vida activa frente a la vida contemplativa. O en otras palabras, la política frente a la filosofía. Para la autora, desde Platón la cultura occidental le concedió una superioridad jerárquica a la contemplación como forma de conocimiento, lo que causó que lo verdadero y lo real no se encontrase en el mundo en el que vivimos sino en las ideas de la mente: la vida política al servicio de la filosofía. Arendt es clara al afirmar que estos tipos de vida no son formas opuestas o conflictivas, sino que son distintas y necesarias una de la otra.
En el programa Revista dominical de la emisora HJCK, el pensador Hans Ungar, director de la Librería Central de Bogotá durante los años noventa, expuso algunas ideas que se desprenden del libro, y mencionó ciertos datos biográficos de Hannah Arendt.
HJCK (Productor). (1995). Revista dominical. [Periodismo informativo] Colombia-HJCK. Archivo Señal Memoria, HJCK-DGW-201068-01
En una especie de diagnóstico de la cultura moderna, la condición humana que propone la autora ubica la vida activa (política) en el ámbito de lo público. Y en lo público hay dos factores condicionantes o indispensables: pluralidad y libertad. La primera se refiere a que vivimos en comunidad, en presencia y diálogo con otros. La segunda es la capacidad de comenzar algo nuevo, liberado del pasado, en contraposición a cualquier visión que deje a los hombres como meramente abstractos. Para Arendt no puede entenderse la libertad en el marco del pensamiento ni experimentarse de manera contemplativa, sino que la conciencia de libertad se encuentra en la relación con los otros (es plural) y se evidencia al momento de actuar en la esfera pública. Hans Ungar retoma este tema de manera resumida en el programa Revista dominical de la HJCK.
HJCK (Productor). (1995). Revista dominical. [Periodismo informativo] Colombia-HJCK. Archivo Señal Memoria, HJCK-DGW-077658-01
Tales planteamientos de Arendt se posicionan como una crítica a los totalitarismos que ella vivió en carne propia en la Europa del siglo XX. Bajo la óptica arendtiana, si los seres humanos pierden su capacidad de pensar y su voluntad, suceden tragedias como las de Eichmann y su ciega obediencia al Führer, escenario en donde las ideas impiden ver con claridad el mundo real del día a día, el mundo de la acción, la pluralidad y la libertad, al que debe apuntar la política, entendiéndose a sí misma y sin prejuicios de la filosofía.
Autor: Luis Felipe Núñez