La historia de Colombia escrita por estos dos autores fue por mucho tiempo el libro obligado en colegios públicos y privados.
Para el primer centenario de la Independencia, la Academia Nacional de Historia diseñó un concurso para elaborar un texto escolar que facilitara el aprendizaje de nuestra historia. Los ganadores fueron dos militantes del partido conservador: Jesús Henao y Gerardo Arrubla. El premio: la publicación del texto y su implementación como texto oficial.
A partir de entonces, en las escuelas se aprenderían los asuntos sobre historia colombiana tal y como los escribieron Henao y Arrubla. Estos asuntos pudieron ser por mucho tiempo irrebatibles; el concepto del jurado dio a entender que así lo eran porque:
“Al examinar la obra, lo primero que llama la atención es el cuidado y el esmero que sus autores han empleado para exponer con claridad y método, relatando los hechos con la expresión necesaria de tiempo y de lugar, de los personajes y entidades que en ellos deben figurar, y con todas las circunstancias que lo determinan e individualizan, todo lo cual impide que en la mente de quien estudie la historia se produzcan confusiones o equívocos. Así pueden comprenderse sin dificultad los diversos períodos históricos y formarse cabal concepto sobre el desarrollo y origen de los múltiples hechos y fenómenos que en su encadenamiento constituyen la vida nacional”.
Y en esa irrebatible manera de contar la historia, Henao y Arrubla afirmaban, por ejemplo, que:
"Los conquistadores pacíficos. Así deben llamarse los misioneros católicos. (...) Desde que comenzó la Conquista, esos apóstoles de Jesucritso, con abnegación sin límites predicaron el evangelio a los salvajes, y al propio tiempo que alumbraban sus entendimientos con la luz de la verdad religiosa, por medio de la suavidad y de la paciencia les inculcaban las constumbres de la vida civilizada"
No obstante también nos contaban, sin temor a producir “confusiones o equívocos” que Antonio Nariño:
"tenía buen cuerpo, pelo rubio claro; tez blanco y con algunas pecas; nariz larga y aguileña; ojos de mirar dulce y penetrante; la boca pequeña y los labios gruesos; la voz suave y grata y hablaba con facilidad".
Henao y Arrubla
Para Henao y Arrubla, nuestros héroes eran seres virtuosos y sobre ellos reposaba en gran parte nuestra identidad nacional. A la par y en aras de un discurso que empezaba a conformar el concepto de ciudadanía, en la escuela se aprendía historia patria e historia sagrada; las dos fueron hasta no hace muchos años herramientas para ser un buen ciudadano... la historia de grandes héroes, de grandes batallas se asociaban casi indistintamente.
Con la Historia de Colombia de Henao y Arrubla nuestros padres memorizaron batallas, fechas y nombres. Las nuevas generaciones han ido dejando de lado esa manera de aprender. Hoy la enseñanza de la historia plantea otras preocupaciones: la mirada crítica, el protagonismo de otros sectores que la historia patria hizo invisibles como los indios, los negros o las mujeres. Vale la pena preguntarse si con esta nueva manera de enseñar, de verdad conocemos más…
Imagen: Jesús María Henao y Gerardo Arrubla.Oleo de Delio Ramírez Beltrán.Academia Colombiana de Historia."Historia de Colombia", 1911.