La radio, una de las grandes protagonistas de la historia de Colombia, nació en septiembre de 1929 mediante la antecesora de la Radio Nacional, la HJN, la cual a través de su lema “la cultura del mundo al oído de los colombianos” hizo los primeros esfuerzos por fortalecer la cultura nacional y mantener informados a los ciudadanos sobre lo que pasaba en el país y el resto del mundo. Además de marcar el camino para la aparición de numerosas emisoras por todo el territorio nacional.
La radiodifusión, aunque iniciada varios años atrás, no llegó a América Latina sino hasta la década de 1920, y en el caso colombiano, hasta finales de ella, durante el gobierno de Miguel Abadía Méndez, el último presidente de la Hegemonía Conservadora. Esto no quiere decir que antes no se hubiera intentado implementar las crecientes tecnologías en el país, pues en abril de 1923, el presidente Pedro Nel Ospina inauguró la estación radiotelegráfica de Morato en Engativá y aprovechó para enviarles saludos a grandes personalidades de la época como al rey Jorge V de Inglaterra, al presidente estadounidense Warren Harding, e incluso a Gugliermo Marconi, inventor italiano que desarrolló esta tecnología. Sin embargo, tras este suceso su uso quedaría relegado mayoritariamente al que le dieron los radioaficionados del país.
Sin embargo, tras la inauguración del 12 de abril de 1923 el interés por implementar la tecnología radiodifusora en el país se mantuvo, pues a ella le siguieron actos como la creación del Ministerio de Correos y Telégrafos, el primero que se dedicó específicamente al sector de las comunicaciones en el país, y mediante el cual se empezaron a adquirir equipos de la empresa Telefunken de Berlín, dedicada a la fabricación de tecnología radial.
Tras finalizar el mandato de Ospina e iniciar el de Miguel Abadía Méndez se mantuvo el interés por poner en marcha la radio en Colombia, por lo que siguieron destinando recursos y esfuerzos para su implementación.
La primera emisión de la HJN
En junio de 1928 se expidió un decreto donde se estipularon condiciones en que el gobierno podía conceder permisos para la instalación de estaciones y transmisores de perifonía, pero no fue sino hasta septiembre del siguiente año, y tras varios retrasos y ensayos, cuando finalmente se pudo establecer una emisión radial permanente.
El jueves 5 de septiembre de 1929, desde los sótanos del Capitolio Nacional y con un transmisor instalado en Puente Aranda, la emisora HJN realizó su primera transmisión, donde se pudo escuchar un discurso de José de Jesús García, ministro de Correos y Telégrafos, además de música de la orquesta del maestro Alejandro Wills y del conjunto musical de Pedro Morales Pino.
Ya que eran muy pocos los radios que se habían adquirido en el país, y para que la emisión tuviera un mayor alcance, el gobierno tomó la decisión de instalar parlantes en distintas partes de Bogotá. Al día siguiente, el diario El Espectador relataba así el suceso:
Un público numeroso y entusiasta escuchó anoche en la Plaza de Bolívar el primer concierto de radio dado por la estación oficial de Puente Aranda que tuvo el más completo éxito. También se oyó con absoluta nitidez el discurso inaugural del nuevo servicio pronunciado por el señor ministro del ramo y una interesantísima exposición del director del Observatorio Nacional, R.P. Sarazola, en la cual explicó el desarrollo del nuevo medio de comunicación y las enormes ventajas que tiene como vehículo de cultura y adelanto espiritual y material.
Aquí, escuchamos las voces de Rubén Darío Acero García, antiguo locutor de la Radiodifusora Nacional; y de Fernando Gutiérrez Riaño, recordado locutor español que a lo largo de su carrera participó en varias emisoras, siendo la HJN una de ellas.
Jaramillo, Juan Carlos (director). Radio Revista del medio siglo. Bogotá: Radiodifusora Nacional de Colombia. Archivo Señal Memoria, RDNC-DGW-002847-01
Tras la aparición de la HJN en Bogotá, empezaron a nacer emisoras comerciales en diferentes regiones del país. La Voz de Barranquilla, a cargo del ingeniero y radioaficionado Elías Pellet Buitrago, el 8 de diciembre de 1929. En los años siguientes se sumaron La Voz de Bogotá, Radio Manizales, Radio Santander, La Voz del Valle, entre otras, para definitivamente consolidar el mundo radial en Colombia.
Es necesario destacar que a pesar de tratarse de un medio de comunicación, la HJN era operada a través del Ministerio de Educación y dependía directamente de la Biblioteca Nacional, pues mediante ella el gobierno veía una oportunidad de educar a los ciudadanos y acercarlos a la cultura colombiana y de otras partes del mundo, esto quedaba claro desde el eslogan que caracterizó a la HJN “La cultura del mundo al oído de los colombianos”.
La programación empezaba alrededor de las seis y las siete de la noche y tenía una duración de aproximadamente dos horas, inicialmente se trataba de una serie de boletines sobre noticias que se alternaban con “música brillante”, pero con el tiempo se diversificó y empezaron a transmitir conferencias culturales educativas, donde ocasionalmente el director Daniel Samper Ortega lograba contactar a intelectuales y artistas para que participaran en ellas.
Uno de los momentos más recordados de la HJN fue su papel durante la guerra con el Perú entre 1932 y 1933, pues la emisora se encargó de mantener informados a los colombianos acerca de ella, además de enviar mensajes de apoyo a las tropas que se encontraban combatiendo en el sur del país.
El final de la HJN
La HJN se mantuvo al aire durante ocho años, hasta que en 1937 debido a problemas financieros se vieron obligados a cerrar.
A continuación, escuchamos a José Patrocinio Castañeda, antiguo programador de música colombiana de la Radiodifusora Nacional, quien en 1981 fue parte del programa de conmemoración Cincuenta años de radio en Colombia, hablando sobre la función educativa que tenía la HJN y la situación económica durante sus últimos años.
Esguerra, Jaime Villa (libretista). (1981). Cincuenta años de radio en Colombia. Bogotá: Radiodifusora Nacional de Colombia. Archivo Señal Memoria, CD018640
Este no fue el final de la emisora estatal, pues tres años después, durante el gobierno de Eduardo Santos, volvió a aparecer. En esta nueva etapa, la radio se popularizó mucho más, cada vez se podían adquirir más aparatos en el país y toda la vida empezaba a pasar por ella: acontecimientos políticos, eventos deportivos, novedades culturales, entre otras. La radio se convirtió en un aparato que no podía faltar en ningún hogar del país, tener acceso a ella era conocer el mundo. Esta época dorada no le tocó vivirla a la HJN, sino a la Radiodifusora Nacional, como se le llamó a la emisora fundada aquel 1 de febrero de 1940, que heredó el camino iniciado por su predecesora.
Autor: Sebastián Báez Pernett