Con su órgano, Jaime Llano González fue uno de los mayores innovadores de la música andina colombiana durante la segunda mitad siglo XX. Fue entonces cuando esta tradición tuvo mucha fuerza y supo incrustarse en el desarrollo de la industria musical y del entretenimiento. Discos, radio y televisión fueron los ingredientes y en todos, Jaime Llano jugó de titular
Desde sus experiencias a finales de los años cincuenta en la emisora Nueva Granada y en Radio Santafé, de brazo con Oriol Rangel. También en los albores de la televisión vinculado a RCN. Y como director artístico para Bogotá del sello Sonolux, empresa en la que compartió labores junto a otro de los grandes, el maestro Luis Uribe Bueno, quien se encargó de la dirección artística en Medellín. Jaime Llano y Luis Uribe Bueno estuvieron bajo el mandato de Hernán Restrepo Duque, hombre de industria, uno de los mayores coleccionistas y conocedores del espectro musical latinoamericano.
Nacido en Titiribí, Antioquia, en 1932, Jaime Llano se ubicó en Bogotá hacia 1954. Su primer trabajo consistió en hacer demostraciones para la venta de órganos en los almacenes J. Glottman, lo que se convirtió en un ejercicio crucial para su práctica instrumental. Muy pronto empezó a figurar en bares y grilles de la ciudad con un repertorio de bambucos, principalmente, la música de su infancia.
Al ser el órgano un instrumento de grandes desarrollos en el campo de la música sacra, los rituales de la iglesia fueron también una fuente de ingresos primordial para su sostenimiento y el de su familia. No obstante, las relaciones con el cuerpo eclesiástico se dificultaron debido al creciente gusto de la gente por la sonoridad que logró Jaime Llano en el campo de la música popular, profana por siempre. Una historia memorable que hoy recordamos:
JAIME LLANO: “Cuando ya estaba casado, con hijos, ya había crecido un poquito, los curas me hicieron insoportable la vida dizque porque yo estaba profanando un instrumento que era exclusivo, sacro. Me hicieron la vida insoportable, si alguien iba a casarse y me hablaba [yo respondía]:
-‘Sí, cómo no, con mucho gusto toco en la iglesia’,
Y le decían al cura:
-‘Mire, va venir Jaime Llano’
-‘No, no, no. Ese señor no lo permitimos aquí’
Me hicieron una guerra… hasta que me tuve que ir a hablar con ellos y pelear con ellos. Pues no me quedaba otra cosa. Y al fin pues fueron cediendo poquito a poco, pero me hicieron una guerra terrible”.
JOSÉ PERILLA - RADIO NACIONAL: “¿Y usted qué les dijo cuando fue a hablar con ellos?”
JAIME LLANO: “¡Ay, qué no les dije! Lo que les dije no lo puedo decir aquí. Imagínese la rabia, yo recién casado y que no me dejaran trabajar, dizque porque estaba profanando un instrumento, profanando un órgano. ¡Solo por tocar bambucos! Eso era un pecado, era un delito tocar un pasillo o un bambuco, así lo consideraban estos caballeros”.
JOSÉ PERILLA - RADIO NACIONAL: “A usted también lo rechazan, la iglesia ¡Pero a la gente le gustaba!”.
JAIME LLANO: “A la gente le gustaba. Yo no sé si era que los curas pensaban que la gente iba a bailar bambucos a la iglesia. Yo no lo vi nunca, yo no tocaba bambucos en la iglesia, desde luego…”
Estas y más historias las contó Jaime Llano en la Radio Nacional en el año 2013. Una de sus últimas entrevistas, que hizo parte del programa Grandes Músicos Colombianos. Este documento hoy lo conserva el Archivo Señal Memoria y con él vamos a rendir un homenaje a Jaime Llano González.
Programa Grandes músicos colombianos - Jaime Llano González - 2013