En los tempranos años 30, José Agustín daba clases de expresión oral y escrita en el colegio Antonio Nariño; en 1937 inició sus estudios universitarios y a los 23 años de edad, antes de obtener la licenciatura en Ciencias Sociales, en la Escuela Normal Superior, fundó el que se convertiría en uno de los pilares de su carrera, el Grupo Escénico Infantil, que alternaba presentaciones en escenarios reales, como el teatro Colón, con el montaje de dramas sonoros en la emisora Ecos del Tequendama. Su vocación artística y pedagógica afloraba en las tablas, las aulas del Colegio Mayor de San Bartolomé y un medio de comunicación en ese entonces nuevo y lleno de posibilidades expresivas y educativas, la radio.
Embebido hasta el amanecer en la escritura de argumentos teatrales cuya composición lo emocionaba y le quitaba el cansancio, apenas le quedaba tiempo para ver a su esposa y a sus hijos, así que renunció a tres de los seis programas de televisión que tenía a su cargo, cerró la Academia de Artes Escénicas, anidada en el patio de su casa, y continuó dirigiendo dramatizaciones para niños y adolescentes en la radio pública colombiana. El auge de la televisión no alteró el gran afecto del profesor por la radio. En su opinión, la televisión no hacía lo que la radio: fomentar la imaginación del público, que de la mano con la plasticidad de las voces de los actores, tiene que construir los mundos contenidos en los relatos.