Fueron las palabras de Rozo Contreras (1894-1976) al evocar la forma en que conoció París en 1924[1]. Hasta allá llegó procedente de Saint-Nazaire, donde había desembarcado tres días antes luego de las tres semanas que tardó un barco francés en cruzar el Atlántico desde Curazao. Antes pasó por Maracaibo y previo a esto por Bucaramanga, Pamplona y Cúcuta, donde hubo veladas de despedida en las que se recogieron fondos para el sostenimiento del joven músico, apoyado de esta forma por sus coterráneos para realizar estudios musicales en Europa.
Pero París no era su destino. A los tres días de haber llegado partió para Italia y se ubicó en Roma. Rozo Contreras contaba con 30 años de edad. Era tarde para ingresar a cualquier conservatorio, de manera que, para mejorar la formación musical que había adquirido desde la infancia en su natal Bochalema (Norte de Santander), contactó algunos profesores del Real Conservatorio de Santa Cecilia para recibir clases particulares. En esas andanzas entró en contacto con Alessandro Vessella, director de la Banda Comnale di Roma, quien orientó la máxima vocación del colombiano, como fue la instrumentación y dirección de Banda sinfónica. Luego de 5 años, en 1929 Rozo Contreras se radicó en Viena para estudiar en el Neues Wiener Konservatorium. Uno de los eventos más importantes de este periodo fue el estreno de su suite “Colombia” (que posteriormente tituló “Tierra Colombiana”), a cargo de la Orquesta Sinfónica de Viena dirigida por Anton Konrath, el 14 de diciembre de 1930.
A mediados de 1931, Rozo Contreras regresó a Colombia. De todo lo aprendido, lo que mejor aplicó fue la dirección. Tuvo un exitoso debut en Bogotá el 30 de noviembre de 1931 al frente de la Orquesta de la Sociedad de Conciertos Sinfónicos del Conservatorio (germen de la Orquesta Sinfónica Nacional), con un concierto dedicado al presidente Enrique Olaya Herrera y que se vio teñido por la querella que en ese momento se presentaba entre partidarios de la labor de Guillermo Uribe Holguín como director del Conservatorio y su orquesta, y sus detractores, representados en la figura progresista de Antonio María Valencia y la reaccionaria/nacionalista de Emilio Murillo.
Como director, Rozo Contreras marcó una huella indeleble en la historia musical colombiana al frente de la Banda Nacional. Ocupó este cargo desde el 15 de diciembre de 1933 y hasta 1973, poco antes de morir. Pero en Europa también mejoró su forma de componer. Tuvo como maestros a los profesores Cesare Dobici (en Roma) y Eugen Zador (en Viena). Aunque su catálogo es relativamente pequeño, las obras de Rozo Contreras ilustran las búsquedas musicales que se dieron en Colombia dentro del ámbito académico. Sujeto al entorno de su generación, Rozo Contreras enmarcó sus más conocidas partituras en la estética nacionalista de su “Tierra Colombiana” y a su espíritu patriota debemos la instrumentación oficial del Himno nacional de la república, estrenada por la banda de Cúcuta el 8 de octubre de 1933.
En la Fonoteca de Señal Memoria se conserva una grabación de algunas canciones compuestas por Rozo Contreras. Fueron interpretadas por la soprano Carmiña Gallo y la pianista Leonor Pardo. Presentamos un aparte de la canción “En el brocal”, escrita con el texto de Ismael Arciniegas, justo en la época que Rozo Contreras regresó a Colombia para conocer la capital de su país y establecerse allí como protagonista del acontecer cultural en los años sucesivos. La grabación se conserva en la Fonoteca de Señal Memoria con el código CD17916.
José Perilla
Información del audio: grabación de estudio
Lugar de grabación: Bogotá – Radiodifusora Nacional de Colombia (?)
Fecha de grabación: s.f.
Referencias: José Rozo Contreras, música académica, nacionalismo, Colombia.
[1] José Rozo Contreras, Memorias de un músico de Bochalema, Biblioteca de autores nortesantandereanos, 1960, p. 43
