Por: Claudia Bautista
Declarado Patrimonio de la Humanidad en 1995, el conjunto estatuario de San Agustín fue el secreto mejor guardado de América hasta el siglo dieciocho.
Mucho se ha escrito sobre las estatuas que se conservan en el Parque Arqueológico de San Agustín, en el Huila, considerado por la UNESCO como “el mayor conjunto de monumentos religiosos y esculturas megalíticas de Sudamérica” y construido entre los años 100 y 900 después de Cristo.
El primero que dejó constancia escrita de su asombro ante la magnitud de esta obra fue Fray Juan de Santa Gertrudis, monje franciscano nacido en Mallorca, quien recorrió la región entre 1756 y 1768 e hizo una interpretación muy propia de su fe al observar algunas de las piezas:
“Hay tres obispos de medio cuerpo hasta la rodilla, de piedra, con su mitra y la mitra alrededor con su galón labrado, y en medio de las mitras de un lado y otro un engaste en donde estarían tal vez engastadas algunas piedras preciosas, como esmeraldas o amatistas(...)”
“De aquí fuimos al otro monumento. Son cinco frailes franciscanos observantes, de las rodillas para arriba labrados de la misma piedra que los obispos. Dos están con las manos plegadas y puestas dentro de las mangas, y por la boca de las mangas, que no están del todo juntas, se les ve un pedazo de las manos y dedos, y esto fue lo que yo más admiré, como se pudo labrar (...)”.
Y, sorprendido por la precisión con que fueron labradas y la forma en que representaban elementos tan conocidos en su mundo, agregaba:
“Solo Dios sabe quién allí los puso. Lo cierto es que ahí están. Y preguntara yo a cualquiera en donde habían visto los indios antiguos antes de la conquista obispos vestidos de pontifical, o frailes franciscanos observantes, cuando en toda la Europa no se tenía noticia de tal parte del mundo, y según demuestra la antigüedad de esta obra, el abuelo ni bisabuelo del padre San Francisco no habían nacido y ya aquellas estatuas estaban allí”.
Ahí donde Fray Juan creyó ver monjes y obispos, otros ojos han detectado jaguares, egos dobles y algunos hasta han encontrado huellas de la intervención de civilizaciones extraterrestres.
En 1996, la televisión pública colombiana celebró con un programa especial la declaratoria de la UNESCO y dejó constancia de los múltiples misterios por develar en torno a una cultura prehispánica de la que aún se tienen pocas certezas. La pieza audiovisual se conserva en el Archivo Señal Memoria.
También te puede interesar:
-Testimonio en video de un encuentro con la Llorona
-Radio Sutatenza: "como era en un principio"
-La ruana, el atuendo campesino del altiplano cundiboyacense