Su presentación se asemeja a un concierto en vivo. Los tres están en escena manipulando instrumentos musicales raros que intrigan a públicos legos, computadores comunes y corrientes y piezas hermosas que, en el escaparate de una miscelánea, sorprenderían sin perder su modestia y, al irrumpir en el escenario, sorprenden aún mas, siempre conservando su modestia, y se elevan al rango de pequeñas maravillas.
Al día siguiente de su concierto, que nos condujo por parajes urbanos inéditos edificados con sonidos de diferentes ciudades del mundo, lo entrevistamos a él, a Concha y a Pedro en una esquina aparentemente apacible del hotel donde se hospedaban en Bogotá, de la que pronto tuvimos que irnos en procura de verdadera calma. Ellos y su entrevistador (Carlos Fernández) comprobaron una vez más que los sitios son callados hasta que comenzamos a escucharlos demandándoles silencio. Entonces, todos los sonidos velados por nuestra indiferencia brotan inesperada y estruendosamente como si antes hubieran estado ocultos en un recipiente. No es que nos moleste la presencia del ambiente en una entrevista, pero aquella esquina tenía una rebuscada acústica que imprimía resonancias insoportables a sonidos provenientes de diversos rumbos del hotel. Así que tuvimos que levantarnos y llevarnos a una sala pequeña y acristalada la grabadora y nuestra entrevista, que habíamos iniciado como acabo de relatarles, hablando del sonido y su insospechada presencia en el entorno. Esa parte la corté, para que José Iges pudiera presentarse de manera más expedita a ustedes en esta conversación, la primera de una serie sobre su obra La Ciudad Resonante.
Entrevista a José Iges
Esta entrevista está sonorizada, en orden de aparición, por fragmentos de: La Ciudad Resonante presentada en Bogotá; Trueno, de María de Alvear; Yerma, de Federico García Lorca, versión radiofónica de Federico Vera Díaz, dirigida por Gonzalo Vera Quintana; Radioteatro Agua que no has de temer, de Carlos Fernández; El Fénix y la Tórtola, de Oswaldo Díaz Díaz, versión radiofónica dirigida por Bernardo Romero Lozano; Palenke Estéreo, de Cabuya.
