Publicado el Sáb, 20/08/2016 - 09:00
Poblaciones
La herencia del “gaitero mayor”, siempre viva en San Jacinto
Grandes maestros de la música de gaita colombiana protagonizan capítulo restaurado de Yuruparí
Con el hilo conductor de los testimonios de Eliécer Meléndez (fundador del Festival Autóctono de Gaitas de San Jacinto) y del célebre Catalino Parra (autor de “El morrocoyo” y “Manuelito Barrios”), un capítulo de Yuruparí recientemente restaurado por Proimágenes Colombia y disponible para todos en RTVC PLAY (Vea aquí la serie Yuruparí) revela el peligro que corrió esta tradición popular a finales del siglo XX y la devoción con que los hijos de San Jacinto supieron preservarla y revivirla.
Ganadores de un Grammy Latino y reconocidos en el mundo entero, “Los gaiteros de San Jacinto” siguen tocando cumbias, porros, merengues, puyas y paseos, manteniendo viva la tradición del conjunto de gaitas más antiguo de Colombia gracias a la habilidad de sus integrantes para transmitir los secretos de su arte de generación en generación.
En San Jacinto, Bolívar, un pequeño poblado ubicado a unos 100 kilómetros de Cartagena, los herederos de esta tradición musical se preparan desde muy pequeños y aprenden las técnicas de fabricación e interpretación de los cinco instrumentos básicos del conjunto: la gaita hembra, la gaita macho, la maraca, el llamador y el “tambor largo”, alineación a la que los sanjacinteros agregaron con el tiempo el guache y el bombo, así como la letra.
Las gaitas se fabrican hoy como lo han hecho desde siempre los indígenas cunas y kogui, con palos de cardón, cera de abeja mezclada con carbón molido y miel y cañones de plumas de pato y se aprende a tocarlas a oído, escuchando a los más viejos y practicando en los montes, lejos del ruido del pueblo, tal como asegura Eliécer Meléndez, fabricante e intérprete.
Fecha de publicación original Sáb, 20/08/2016 - 09:00