La hermosa gente, de William Saroyan, en la Fonoteca de Señal Memoria | Señal Memoria

Archivo Biblioteca del Congreso de Grabados y Fotografías División, Nueva York World-Telegram y la fotografía de la Colección Sun Periódico.
Publicado el Mar, 06/01/2015 - 19:30 Artes y oficios
La hermosa gente, de William Saroyan, en la Fonoteca de Señal Memoria

 


Los personajes de La hermosa gente (1941), comedia del escritor estadounidense William Saroyan (1908-1981), adaptada para el radioteatro por Andrés Pardo Tovar, están lejos de ser convencionales y, lo que es aún mejor, no alardean de su singularidad. Inés está abismada en la aflicción y la contemplación. Le duele lo que pueda sucederles a los ratones que viven en su casa y regaña a su hermano Owen por ponerles trampas. Es toda ella un suspiro, acentuado por su reciente descubrimiento del amor. Ama, por fin, ama a un hombre. Tiene diecisiete años y ha dedicado sus energías a mantener a raya a los hombres, que la persiguen convencidos de que es la mujer de sus sueños. A todos rechazaba, hasta que apareció Steve. Desde entonces, las personas le parecen hermosas y siente piedad por ellas. Tan triste y hermoso es el mundo que le descubre el amor. Ya no está en comunión solo con la ratones, sino también con la gente, en la que, antes, apenas si reparaba.

Owen se declara artista, abomina del trabajo y dice que es un fracasado. Escribe libros de una sola palabra y tiene quince años. Mira el mundo con desparpajo y es rotundo en sus expresiones. En eso, quizás no sea muy diferente de otros jóvenes de su edad. Pero se desmarca de ellos en que hace cuanto está en su mano para que su hermana Inés siga creyendo que los ratones le traen flores cuando está enferma. Él mismo las pone en el suelo y escribe su nombre con ellas. Si es preciso, recorre de arriba abajo una iglesia buscando un ratón extraviado, para que Inés no se aflija. Harold, el mayor de los hermanos, toca la trompeta y aspira a ganar un millón de dólares para botarlo a la calle. Detrás de tan singulares caracteres está Jonah, el padre, que afirma que, si bien no incita la imaginación de sus hijos, tampoco la coarta.

Si Inés se siente unida a los ratones, Jonah dice estarlo al universo. Todo cuanto vive y sucede, cada minuto del día son, a sus ojos, un milagro. Si se adormece la conciencia de ese milagro constante, se le hurtará a la vida su belleza, piensa Jonah, y con este precepto vive y forma a sus hijos. A la familia no le sobra el dinero. Muy por el contrario, hace Jonah cierta trampa para obtenerlo. No perturba a su conciencia cobrar la pensión de un muerto, que, por azar, recibe cada mes. Si el difunto ya no la puede disfrutar, ¿qué hay de malo en que él y su familia utilicen ese dinero?

Unas horas después de escribir estas líneas, Inés y Jonah se perfilan con mayor nitidez: ambos están sumergidos en el mundo, ella tiembla y él no tiene ninguna prisa. La hermosa gente nos presenta una experiencia emocionada del mundo. El radioteatro se presentó en la Radiodifusora Nacional de Colombia el domingo 7 de febrero de 1954. La obra fue dirigida por Bernardo Romero Lozano y el elenco estuvo conformado por Carmen de Lugo, Miguel Ignacio Vanegas, Ana Mojica, Abel Sierra, Carlos Muñoz, Gonzalo Vera, Fabio Camero, Alicia del Carpio y Bernardo Romero Lozano. El radioteatro está en la Fonoteca de Señal Memoria, identificado con los códigos CD009248, CD009249 y CD10109.

Carlos Fernández

Fecha de grabación: desconocida.
Fecha de emisión: domingo 7 de febrero de 1954.
Lugar de grabación: Radiodifusora Nacional de Colombia, Bogotá.
Referencias: San Francisco, Nueva York, Estados Unidos.


 

Fecha de publicación original Mar, 06/01/2015 - 19:30