En el Archivo Señal Memoria encontramos un disco de 1954, con una obra que por mucho tiempo se tomó como la misa que salvó a la música de perecer en el fuego purificador. Más de 400 años han pasado y la obra sigue tan presente en el repertorio, como lo fue en su momento. Es la Misa del Papa Marcelo de Giovanni Pierluigi da Palestrina.
¿Para qué sirve la música en la religión?
En gran parte de las religiones, la música ha tenido la función específica de promover su mensaje. De esta forma los fieles asimilan más fácilmente las enseñanzas de la fe a la que pertenecen. En el caso del cristianismo, esta música en los comienzos fue vocal y ha evolucionado desde el siglo IV d.C aproximadamente. Desde el principio se vinculó netamente a la celebración de la eucaristía.
Para el siglo XVI, año 1555, aproximadamente, lo que había en música religiosa, tenía preocupados a los jerarcas de la iglesia porque ya no era lo que buscaba. La polifonía estaba al orden del día. Esta fue una forma de componer música vocal, en donde varias voces entonaban un texto al mismo tiempo y en diferentes alturas musicales.
Tollius - Della veloce sona - Felix de Noble
Ahora bien, hasta cierto punto la cosa marchó, y como suele pasar en la evolución de la música, esta comenzó a beber de fuentes “populares” como canciones dedicadas al amor, al vino, etc. Así, un texto religioso podía compartir importancia con un texto que hablara de otro tema. A esto se le sumaba el hecho de que las voces de los cantantes (en aquel tiempo, todos hombres) estaban en diferentes alturas. La “mezcolanza” que daba como resultado ya no agradaba a los “príncipes” de la iglesia de Roma.
La dificultad para entender lo que se cantaba y la mezcla de textos sacros con vulgares canciones de amor hizo que la iglesia de Roma pusiera un ultimátum: “O surge una obra que vuelva la música a su cauce, o se acaba esta vaina”. Una biografía de Palestrina cuenta que durante el Concilio de Trento en el siglo XVI, se le comisionó a este compositor, una obra que pudiera comprobar que la polifonía podía seguir siendo utilizada para los actos litúrgicos y de este modo salvar la música sacra, no solo de ese momento, sino también la creada en los últimos cinco siglos.
En ese concilio ecuménico reunido entre los años 1545 y 1563 en la ciudad italiana de Trento, la cristiandad se puso de acuerdo respecto al camino a seguir en materia de la doctrina y de cómo practicarla. No obstante, no está presente, dentro de los acuerdos, testimonios que se refieran a una discusión alrededor de la música litúrgica y su función. Es decir, la leyenda como trascendió a través de los siglos no tiene un sustento basado en acuerdos, actas y demás. No obstante, hasta la actualidad persiste el mito de que Palestrina salvó la música ¿cómo es entonces esto posible?
Giovanni Pierluigi da Palestrina, el salvador de la música
Palestrina - Misa Papa Marcelo - Kyrie
Él fue uno de los compositores italianos más importantes del Renacimiento. Su obra es reconocida por la gran cantidad de composiciones creadas para acompañar la liturgia católica. Una de ellas fue la misa dedicada al Papa Marcelo II, quien ocupó el papado por sólo dos meses en 1555. La misa se llama así simplemente: Missa Papae Marcelli.
La obra se compuso en 1562 en honor a este pontífice. La biografía de Palestrina de la que se hace mención, a cargo de Giuseppe Baini, escrita en el siglo XIX, habla de que esa misa se estrenó en ese mismo año, durante una de las sesiones del concilio. Allí se habla de que la obra dejó una profunda impresión entre los jerarcas de la iglesia, quienes finalmente acordaron que la polifonía continuara como forma de expresión musical durante la liturgia.
¿Pero qué tenía esa obra de especial?
La Misa Papa Marcelo es una obra a seis voces, donde Palestrina evitó los excesos que venían dándose. Es decir, no incluía letras profanas o populares y lo más importante, a pesar de ser seis voces las que cantaban en diferentes alturas, el texto cantado en latín se entendía a la perfección.
¿Por qué se habla de que salvó la música?
La iglesia era el órgano rector de la música litúrgica. Igualmente era un gran mecenas de los músicos que habían llevado la música al grado de evolución que tenía en el siglo XVI. Es decir, la iglesia ponía la plata para que muchos músicos crearan las obras musicales que se escuchaban durante la misa y desde un cierto modo, el apoyo financiero también permitía que estos señores crearan otro tipo de música, en la que aplicaron esas innovaciones hechas para la música de iglesia.
Si no se hubiera permitido a la polifonía continuar su evolución (aunque con parámetros más modestos), la música habría retrocedido 500 años, al estado en el que se encontraba en el siglo X. Muchas obras surgieron después de la Misa Papa Marcelo. Sin ella, muy seguramente no habría existido la ópera, y tampoco una de las grandes cumbres de la música religiosa como lo fue el oratorio El Mesías de Georg Friedrich Händel.
Händel – El Mesías - Aleluya