La adaptación de obras de teatro al lenguaje radial era un oficio de pocos. Exigía gran conocimiento y sensibilidad literaria, musical y, por supuesto teatral. Es probable que para la adaptación no hubiera recetas. Cada obra para radioteatro era un tejido que buscaba recuperar la esencia de la pieza teatral combinando la voz precisa para cada personaje, los efectos sonoros para recrear el ambiente y la música para dotar de tensión las acciones.
En la Fonoteca de la Radio Nacional de Colombia reposan libretos que dan cuenta de la labor de adaptación como éste de Gonzalo Vera Quintana, quien desde muy joven destacó por su labora actoral y luego por la dirección y adaptación de obras. Pero no sólo la adaptación nutrió la programación, también se crearon obras originales y traducciones. El universo radioteatral fue permisivo en el sentido de poner a disposición de los autores y directores las enormes posibilidades del sonido para recrear palabras y escenarios, para hacer visible lo invisible.