Atención señores pasajeros, Flota Magdalena anuncia la salida de su bus número tal, contramarcado con el número tal, con destino a Cali… como este, fueron los primeros parlamentos que la actriz Lucy Colombia dirigió al público. Necesitaba trabajar y su mamá tenía un compadre que era dueño de unos buses en Flota Magdalena, en donde estaba vacante el puesto de despachar los buses por el altoparlante: así comenzó a trabajar y a ganarse la vida con su voz, que le granjeó un admirador anónimo que todos los días la llamaba por teléfono y le decía: tu tienes una voz bonita.
A Lucy le gustaba leer y lo único que tenía a mano en el trabajo era el periódico. Un día, leyó en los clasificados: ¿quiere ser locutor? ¡Claro! Admiraba a grandes locutoras, como Teresa Gutiérrez, y quería ser como ellas. Además, los elogios de su admirador secreto terminaron por convencerla de su bella voz, así que fue a la dirección del aviso y resulta que era la academia de formación radial de Manuel Cabral Jiménez y su esposa, Flor Vargas, ya para entonces, una actriz consagrada. Se matriculó. Flor y Manuel le enseñaron a leer e interpretar, destrezas fundamentales de su carrera, que ha incluido jornadas de grabación diaria de más de 20 capítulos de radionovelas y presentaciones de estrellas internacionales de la canción en los teatros que tenían las emisoras, llamados por ello, radioteatros. De elegante sastre, sosteniendo con propiedad el micrófono, Lucy presentaba a los artistas al público de la sala y a la audiencia que seguía por la radio la transmisión en vivo del espectáculo.