Por: Claudia Bautista
Una de las mujeres más importantes en la historia del periodismo nacional le contó a Laura García el episodio que, según ella, encauzó su vida.
Margarita Vidal nació en Cali y estudió en el Liceo Benálcazar. Cuando llegó el momento, se trasladó a Bogotá y se matriculó en la Universidad Javeriana, en donde estudió periodismo. En el último año de su carrera, heredó de María Teresa Herrán una columna en el diario El Espectador titulada “La vida en las aulas”, en la que abordaba temas relacionados con la educación.
La periodista laureada que ha realizado más de 2.000 entrevistas, trabajó simultáneamente en ese diario “como cargaladrillos”, según sus propias palabras. Fue redactora en el vespertino, y aprendió los secretos del oficio junto a grandes periodistas como Yáder Giraldo, Gabriel y Guillermo Cano, entre otros.
Y en ese mismo año, 1967, recibió el encargo que terminó de convencerla -para fortuna de los colombianos-, de que el periodismo era lo suyo. En un reportaje sobre una cornada de la que fuera víctima Melanio Murillo -el primer colombiano que ejerció como picador en la famosa Plaza de Toros de Las Ventas, en Madrid, España-, Vidal contó la historia de un hombre olvidado en su lecho de enfermo y le permitió a sus lectores compartir la profunda impresión que le causó el estado en que se encontraba.
El fragmento que acompaña este texto es parte de una entrevista de 2001 en que aceptó cambiar de rol y ocupó “el banquillo” en el programa “Escritores colombianos”, de Laura García, hace parte del patrimonio audiovisual de la nación, así como cientos de programas que Margarita dirigió, realizó y/o condujo para la televisión pública nacional, como “Palabra mayor”, “En blanco y negro”, “Herencia viva” y “Noche temática”, series que se preservan en el Archivo Señal Memoria.