Es cavernosa y no ha perdido el filo: no te acerques porque ya sabes lo que te pasa, dice como le decía el conde a Kalimán y estalla en una carcajajajajajajada que restituye el clima que irradiaba aquella serie de radio: acción y suspenso clásicos. Dan ganas de prolongar esa risa para que envuelva esta jajajaja breve semblanza de Mario.
Antes que actor, fue cantante. De Manizales, donde nació, viajó a Bogotá. Quería emular a Enrico Caruso y a Mario Lanza, a quienes de niño oía cantar en la radio. En Bogotá, adoptó el nombre artístico de Mario del Solar y cantó tangos en las emisoras, porque en el cine había absorbido el estilo de Agustín Magaldi. Le encantaban las películas argentinas. Y también estaba prendado de las artes escénicas. Sus maestros de actuación fueron Julio Abadía y Fausto Cabrera; en 1962, ingresó al elenco de la emisora Todelar, donde trabajó como radioactor y director. Se grababan radionovelas de sol a sol. Mientras Gaspar Ospina dirigía el elenco de la mañana, Mario dirigía el de la tarde. Ambos se ausentaban momentáneamente de la dirección de actores para antagonizar en escenarios plagados de peligros, Gaspar, en el papel de Kalimán, Mario, en el de Bartok. Fuera de los mundos legendarios de la serie, volvían a ser los directores de siempre, gente de a pie. Pero hay rasgos de los personajes de ficción que se quedan en las cuerdas vocales y no se hacen de rogar cuando se les llama, la risa de Bartok, por ejejejejemplo jajajajaja JAJAJAJAJA…
