Luis Antonio Ruíz describe la caída de Vivian Leigh para explicar: ¿cuál es el material que tiene el actor para proyectar una emoción? Y responde que, aunque la técnica es muy importante, no es lo único.
La emotividad, sus vivencias, las ajenas, sus lecturas, ver en escena a grandes actores, en una palabra, la vida le dan al actor aquello con que conmueve al publico. Ese, a su juicio, fue el resorte que sacó a flote a la actriz británica cuando sufrió el accidente en el teatro del Instituto Nacional de Bellas Artes, INBA, en México, en donde Luis Antonio estaba ese día, y no por accidente: en 1959, había viajado a México para formarse como actor en el INBA y, una vez allá, adoptó el nombre con que figura en los repartos de los radioteatros que haría para la Radio Nacional de Colombia en la década del 70: Mauro Dau.
De México, en donde también vio actuar en vivo a la actriz francesa Jeanne Moreau y a la norteamericana Marilyn Moore, regresó a Colombia, con 12 años de formación teatral en su haber, y se vinculó a la radio, medio al que tuvo que adecuar su voz, entrenada para llegar hasta el rincón más distante de la sala. Pero, para el oyente radio no hay primera fila ni gallinero. Se le puede hablar más bajito. Y, aunque el teatro ocupaba el primer lugar en sus afectos, descubrió que, en la radio, la encarnación de personajes no está limitada por la fisionomía del actor: “por ejemplo tú ves que yo no soy un hombre guapo, tú ves que no soy alto, pero si soy buen actor, puedo hacer lo que se me dé la gana porque en la radio todo lo estoy haciendo con mi voz”.