Esta es la historia creada por los estudiantes del Saludcoop Sur: a Stiven, le encanta Catalina, compañera de curso, pero ella no le presta atención, así que decide averiguar qué le gusta y satisfacer sus deseos. Le pide ayuda a Daniel, su mejor amigo. Daniel se acerca a ella sin que se dé cuenta, escucha lo que conversa con sus amigas y lo que compra en la cafetería del colegio. Averigua que le gustan los chocoramos y que quiere comprar un forro para el celular, y se lo cuenta a Stiven. Una mañana, Stiven le regala a Catalina un chocoramo y la semana siguiente, un forro para su teléfono. Catalina le dice que justamente eso era lo que quería y él sonríe, haciéndose el loco. En un paseo, ella le dice que él parece capaz de leerle los pensamientos, y se dan un beso. Mientras se besan, Catalina mira a Daniel. Casi no lo conoce, pero últimamente lo ha visto cerca de ella muchas veces y comienza a llamarle la atención.
Stiven y Catalina se cuadran. Sin embargo, él le pide a Daniel que siga espiándola. Gracias a la información que le da su espía, Stiven continúa "adivinando" los deseos de su novia. Catalina a veces se queda como englobada, pensando en el misterioso Daniel, que siempre está cerca de ella. También siente que, aunque su novio adivina sus deseos, es frío con ella, como si no le pusiera atención. Stiven le pregunta qué le pasa y ella no sabe qué responderle. A Daniel también comienza a gustarle Catalina. Un día, Daniel le dice a Stiven que, si él de verdad quisiera a Catalina, averiguaría por sí mismo lo que le gusta, en vez de espiarla. Catalina, por su parte, se entera de que Stiven la espía y le termina.
Daniel entra en crisis. Sofía, una compañera de curso que siempre ha estado tragada de él, se convierte en su confidente. Catalina está furiosa con Daniel por haberla espiado y él solo atina a decirle que, a fuerza de conocerla, se ha enamorado de ella. Se ennovian y se lo cuentan a Stiven, que se pone muy bravo. Pero muy pronto tiene que admitir que Catalina nunca le había gustado de verdad, que era solo un capricho. En cambio, adora a Sofía y se cuadra con ella. Todos vuelven a ser amigos y la historia tiene un final feliz.
Aquí pueden saber más sobre nuestro taller de escritura de libretos para dramatizados radiales: http://bit.ly/1nuqmJ1
Los sonidos de cada entorno nos dan información valiosa sobre el contexto social y cultural de cada generación de estudiantes. En el taller de paisajes sonoros los alumnos del colegio Saludcoop Sur se lanzaron a recorrer el colegio con los oídos abiertos a descubrir sonidos, a identificar esos espacios sonoros que son parte de su cotidianidad.
La primera idea fue ir al patio porque en ese lugar, todas las mañanas y tardes, hay partidos de fútbol. El audio que corresponde a esa grabación está aquí:
Después de registrar estos sonidos, alguno de ellos propuso ir a la zona de preescolar. A través de una conversación, los niños nos dieron pistas de cuál es el programa de televisión que ven y comparten, y qué es lo que cantan en la clase.
Al salir a los corredores, un sonido proveniente de los salones de primaria se hacía más y más intenso. Al seguirlo, llegamos a un salón que tenía a todos los estudiantes en el piso, pues se trataba de una sesión de abdominales con esta particular sonoridad:
Y aprovechando que todavía nos quedaba tiempo de taller y que un profesor nos abrió la puerta a un lugar que los estudiantes no suelen frecuentar, nos adentramos en el universo sonoro de la rectoría:
Todas las fotos que aparecen en este artículo las tomaron los mismos estudiantes durante el taller de paisaje sonoro.