En 1954, en el programa Teatro Dominical, la Radiodifusora Nacional de Colombia presentó una versión radial de Muerte de un viajante, del dramaturgo estadounidense Arthur Miller (1915-2005), una obra sobre el derrumbe de un hombre y el enfrentamiento definitivo de su familia con la verdad. Ya todos reconocen lo que está pasando: Willy Loman, el padre; Biff y Happy, los hijos; y Linda, la madre. La historia pone el foco en la culminación del drama, que abarca dos días. Toda la vida, con obstinación ciega, Willy pretendió que era un vendedor con un encanto arrollador que le abría las puertas de todos los negocios de Nueva Inglaterra, Estados Unidos. Pretendió también que sus hijos, y sobre todo, Biff, el mayor, habían nacido para grandes cosas. Cuando comienza la historia, la familia se ha desengañado. Solo falta que Willy se precipite hasta el fondo.
En Muerte de un viajante, vemos extenderse una grieta. Se advierte la desavenencia profunda entre Biff y su padre. Se manifiestan los delirios de grandeza de Willy; se siente dolor por el engaño auto infligido de un hombre que se cree el conductor de una familia predestinada al éxito. El dolor se acentúa por el contraste entre la insignificancia de los logros de la familia y el mundo real, en el que descuellan algunos allegados de Willy que dirigen sus propios negocios y son buenos para ganar plata y prestigio, todo lo que Willy creía tener por naturaleza y haberles heredado a sus hijos. El dolor viene de ver a la familia reducida a sus reales proporciones. Su mediocridad es producto de comparar su existencia común con el globo ilusorio en que la envolvió el padre. Ante su obstinada persecución del éxito, los hijos quedan reducidos a unos don nadie. La obra produce compasión por Willy y por la búsqueda del éxito, de la que ¿quién escapa?
En el fondo, está Linda, la madre, a quien Willy trata como a un actor secundario en las carreras de sus hijos, aunque también se preocupa por ella y no quiere que sufra. Linda protege con discreción al errático Willy. La realidad, más terca que sus delirios de grandeza, terminó por vencerlo. De esta derrota surgió un ser voluble que constantemente sale del mundo real. Willy revive el pasado y entrevera las conversaciones de los buenos tiempos con las conversaciones del presente. Es como un rey que, enloquecido por la ruina, huye a los días gloriosos de su reino, que también fueron ilusorios. Willy habita un mundo de fantasía; por eso, a pesar de sus mezquindades, no es simple arribista enfrentado al desastre. Su locura lo convierte en un ser hermoso y lo ennoblece.
El compositor colombiano Oriol Rangel es autor de la música del radioteatro Muerte de un viajante. En esta obra, Rangel compuso para el saxofón y la flauta. Willy Loman desvarió envuelto por la música de estos instrumentos, interpretados por Gabriel Uribe. Conforman el elenco de la obra los actores Flor Vargas, Carmen de Lugo, Alicia del Carpio, Ana Mojica, Álvaro Ángel Forero, Guillermo Rubiano, Alberto González, Fernando Galvis, Juan B. Ángulo, Gonzalo Vera, Ana Luz Morales, Carlos Muñoz, Fabio Camero, Miguel Ignacio Vanegas, Manuel Pachón y Bernardo Romero Lozano, que adaptó Muerte de un viajante para la radio y dirigió el radioteatro. La obra está identificada con los códigos CD009590, CD009591, CD009589, CD10231, CD10249, CD10260, CD009592, CD009593 y CD009594 y se puede escuchar el catálogo de la Fonoteca de Señal Memoria.
Carlos Fernández
Fecha de grabación: posiblemente, 1954.
Fecha de emisión: 1954, posiblemente, el domingo 6 de junio.
Lugar de grabación: Radiodifusora Nacional de Colombia, Bogotá.
Referencias: Nueva Inglaterra, Estados Unidos, siglo XX.
