En el artículo anterior iniciamos la fase de ordenamiento, es decir, empezamos a estructurar el sistema de relaciones que conforman la representación del campo laboral y sus elementos en la serie N.N. Allí desarrollamos la continuación de los análisis de las dimensiones de la representación y la narración, abordando los tipos de contenidos y la puesta en serie, por un lado, y el nivel narrativo formal, enfatizando en los personajes principales, por otro. Ahora, presentaremos la dimensión de la comunicación.
De representar a comunicar la realidad laboral
Para este análisis hemos abordado una serie audiovisual como un texto, esto es, como un sistema de relaciones o una totalidad cuyas partes interpelan a quien lee para reconstruir un significado. La semiopragmática, tal y como la plantean Casetti y Di Chio, reconoce que esta reconstrucción del significado se da como parte de un proceso comunicativo donde el texto transmite un mensaje. De manera que, además de representar un mundo posible y de narrar una historia que le da vida, el texto nos comunica algo.
La comunicación es una forma de relación social caracterizada por transmitir información de un emisor a un receptor a través de un medio. Para este caso, la serie es un medio que representa un mundo, narra una historia y comunica una forma de ser leído, todo ello relativo a la información y la manera en que es presentada. Pues la información, al ser aquello que se dice de la realidad, siempre tiene una forma que la distingue de la realidad misma, no es sólo qué se dice sino cómo se hace, ambas cosas son indisociables.
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Esta dimensión comunicativa se hace patente en la construcción de un cuadro comunicativo constituido por figuras, formas de la mirada y recorridos de la mirada. En este análisis nos concentramos en las figuras, por ser el elemento transversal al cuadro comunicativo que permite acercarnos a este tipo de análisis textual. La estructura del texto sustituye las figuras reales de la comunicación externas a él (emisor y receptor), por figuras vicarias e internas (autor y espectador implícitos).
Al interior de lo representado existen figuraciones o encarnaciones textuales que corresponden a las figuras vicarias. Al autor implícito, un punto de vista último que implica aquello que se quiere decir o el proyecto comunicativo, le corresponde uno específico en el narrador. Y al espectador implícito, que implica unas condiciones de lectura respecto a aquello que se muestra, le corresponde el narratorio.
A su vez, el narrador se manifiesta en emblemas de emisión (ventanas, espejos, televisores…), informantes (personajes u objetos cuyo papel es revelar información) y presencias o indicaciones que revelan que hay alguien atrás (un letrero, una voz en off…).
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Mientras el narratorio se manifiesta en emblemas de recepción (gafas, binoculares…), observadores (personajes cuyo papel es recibir información), e igualmente presencias e indicaciones (en este caso predominan las rupturas de la cuarta pared donde se dirige directamente al espectador).
A su vez, las figuras implican puntos de vista que demarcan los límites o particularidades desde tres tipos: el ver o punto de vista óptico, que se descubre en encuadres; el saber o punto de vista cognitivo, rastreable en recuerdos, diálogos y pensamientos; y, por último, el creer o punto de vista axiológico, identificable también en manifestaciones de lo que piensan los personajes.
Estos puntos de vista expresan opciones discursivas, en otras palabras, ofrecen maneras alternativas de interpretar la realidad representada. De ahí que en la serie puedan coexistir manifestaciones de distintos discursos de lo que es el campo laboral, incluyendo no sólo exposiciones y explicaciones de qué es y cómo funciona sino valoraciones sobre ello. Esto no quiere decir, sin embargo, que todas sean equivalentes, sino que dentro de estas opciones hay una o algunas privilegiadas, en tanto se pueden atribuir al emisor cuando se delimita un significado y con ello se imputa una intención autoral. Entonces diremos que la serie comunica tal o cual mensaje que “nos envía” el autor.
Condiciones y méritos laborales: lo visto, lo dicho y lo esperado
Veamos una primera secuencia de segmentos que aluden a la representación de la clase trabajadora, allí encontraremos alusiones a la dificultad de conseguir empleo, de ascender socialmente, la baja remuneración, la alta carga laboral y el desgaste corporal.
Duplat, Carlos (Director). (1990). N.N. Colombiana de Televisión - Coltevisión. Archivo Señal Memoria.
Enseguida identificamos que no toda esta información sobre la clase trabajadora y sus condiciones es literal, depende de quién la dice y de cómo se hace. Los puntos de vista se desarrollan por medio de focalizadores y objetos focalizados, así tenderá a ser más fiel/distorsionado (ver), más total/limitado (saber) y más correcto/incorrecto (creer) respecto al mundo que se representa. Retomemos algunos de los segmentos de esta secuencia:
La serie nos presenta una constante contraposición de saber/creer entre Nerón y su tío Júpiter, donde el segundo parece tener una idea más fiel y total acorde a que el mundo laboral es hostil y en extremo competitivo, por lo que es mejor mantener las expectativas de ascenso social muy limitadas. Por su parte, Nerón parece soñar demasiado con expectativas que no se cumplen.
Con los diversos acontecimientos de la serie el punto de vista de Júpiter parece ser el de un narrador que contribuye al punto de vista último del autor implícito. Mientras el de Nerón es de un narratario que representa la creencia común en que se puede conseguir un mejor empleo para ascender socialmente, e indica el camino de lectura para ir revelándonos a los espectadores que esto es fantasioso; es a través de las experiencias de Nerón que descubrimos junto a él el mundo laboral.
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Siguiendo esto, hay un interesante elemento relativo al habitus y las condiciones de la clase trabajadora, se trata de lo enunciado sobre la carga laboral y el desgaste que esta conlleva. En la serie vemos una ambigüedad, pues al principio el doble trabajo de Nerón, en el billar y el almacén Todo Todo, derivaría en la conclusión de que trabaja excesivamente. Sin embargo, viendo su constante descuido en el almacén y teniendo poca visibilidad de los espacios efectivos de trabajo (la mayoría de segmentos de Nerón trabajando “correctamente” son en el billar), no es claro el punto de vista que realmente indica cuán pesado es el trabajo para él.
Otro ejemplo de esta ambigüedad es lo dicho por el personaje del doctor, quien representa un punto de vista que, a pesar de significar autoridad, parece ser distorsionado, limitado e incorrecto, pues en un capítulo donde vemos que el desgaste corporal de Nerón es causado por su obsesión con una mujer, el médico lo atribuye al trabajo. Extrañamente Nerón no duda del diagnóstico, lo que nos lleva a percibir que cuando este enuncia que su trabajo es pesado o poco reconocido también expresa un punto de vista distorsionado, que no corresponde con cómo efectivamente lo hemos visto trabajar.
Otro tema central en la serie es la meritocracia, respecto a la que la serie brinda puntos de vista más coherentes y es más claro ver cuál de ellos es el privilegiado, el atribuible a la figura de autor. Veamos la siguiente secuencia que incluye varios segmentos sobre este tema:
Duplat, Carlos (Director). (1990). N.N. Colombiana de Televisión - Coltevisión. Archivo Señal Memoria.
Como se mencionó, la serie plantea el punto de vista de Nerón como el que representa los intereses de la clase trabajadora y sus expectativas de ascenso laboral y social, intereses que son truncados por un campo laboral que privilegia el capital social sobre el cultural: contactos sobre capacidades y méritos.
De este modo, para empezar a Nerón le niegan un trabajo por experiencia aún teniendo capacidades e irónicamente le dan uno inferior para el que no está capacitado u otros en los que no se desempeña bien. También vimos que Nerón parece tener trabajo en el billar porque es propiedad de su tío y que el jefe del Todo Todo tiene su cargo por “palanca”. Finalmente, el ascenso social de Nerón y su posibilidad de ascenso laboral se da por un evento fortuito que es la antítesis del mérito: ganarse la lotería.
Además, en todo este proceso de intento y logro del ascenso social, el descuido laboral, que es opuesto a los mencionados méritos, no es un factor determinante en la condición económica de Nerón. Más allá de que parece explicar el trato hostil que le dan sus superiores, no le lleva a perder su trabajo, y las oportunidades de desempeñar nuevos cargos parecen más una ayuda que una sanción, las únicas sanciones son los memorandos que le impiden ascender. Aunque en realidad durante esta temporada no se muestra más ascenso que el del subgerente cuando al final compra la empresa y se convierte en gerente.
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De esta manera, las expresiones de personajes que apoyan la meritocracia expresan visiones distorsionadas o limitadas de narradores que no son conscientes de que la estructura social del campo laboral tiende a ser estática en la medida en que las posiciones altas y bajas se conservan y los méritos tienen apenas la función de mantener a las personas con empleo.
También están los puntos de vista como el del jefe, que expresan una creencia aparente en la meritocracia, pero ocultan su verdadero saber sobre el funcionamiento del campo laboral, donde el capital económico y social tienen mayor centralidad y el trato y favor hacia una persona está dado por estos capitales más que por el capital cultural.
Esta característica, de un punto de vista axiológico encubierto, es algo que se presenta en la mayoría de personajes y que veremos en los próximos artículos, donde retomaremos todo lo visto para construir un modelo de la manera en que se representa la realidad laboral en N.N.
Por: Camilo Fernández J.