Nuestra memoria es para siempre | Señal Memoria

Publicado el Jue, 02/11/2017 - 03:23 Patrimonio audiovisual y sonoro
Nuestra memoria es para siempre

*Este texto hace parte de nuestro libro digital ‘Nuestra memoria es para siempre’ que puedes leer aquí.

Por: Tatiana Duplat

El futuro no es otra cosa que la experiencia pretérita proyectada en el tiempo; por mucho que nos empeñemos en construir nuevos mundos, este acto creativo siempre, irremediablemente, nos conducirá al pasado para poder inventar el futuro. La memoria se expresa en la narración de lo que reconocemos como pasado común, y ese relato puede ser editado en tantas formas como versiones de la realidad existen. Los archivos audiovisuales y sonoros, en tanto custodios de la memoria, guardan testimonios, registros y pistas que nos hablan de lo que hicimos, de lo que fuimos, de lo que hoy somos y, por supuesto, de lo que queremos o no queremos ser. Los archivos son los guardianes de nuestra memoria y en ellos reposa la oportunidad de proponer diversas versiones del futuro; de allí la importancia crucial de estos escenarios cuando nos preparamos para imaginar y construir un país en paz. La memoria está hecha de fragmentos que, ordenados e hilados, dan sentido a lo que somos; a su alrededor se construyen identidades, proyectos y afectos que nos vinculan colectivamente.



En Señal Memoria de RTVC sabemos bien que es un deber del Estado salvaguardar y compartir con el país los registros acumulados por la radio y la televisión pública desde 1940, documentos invaluables para el proceso de creación de estos relatos de memoria colectiva. Allí, en nuestros depósitos, reposan los registros de millones de momentos; son las voces, sonidos e imágenes en movimiento de cientos de miles de personas que dan cuenta de mucho de lo que hoy somos y hacemos como país. En cada casete y cinta que descubrimos se abre la posibilidad de encontrarnos con nosotros mismos o, al menos, con diversas versiones de lo que hemos sido. De algo estamos absolutamente convencidos: nuestro deber es salvaguardar este patrimonio y garantizar el acceso público, libre y democrático; por y para eso existimos.



Sabemos bien que la memoria, en tanto ejercicio de selección, clasificación y narración del pasado, es una construcción y, como tal, debe surgir de esfuerzos conjuntos para hacer visibles procesos colectivos. Por ello, estamos convencidos que debemos convocar la participación de numerosas personas e instituciones en este empeño; de allí que sea tan significativa esta alianza que hemos emprendido con la Fundación Patrimonio Fílmico Colombiano. Esta iniciativa es hoy también una realidad gracias al apoyo decidido del Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (MinTIC) y a la Autoridad Nacional de Televisión (ANTV). De igual manera, el Ministerio de Cultura, el Archivo General de la Nación (AGN) y el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) han transitado con nosotros este camino que solo es posible recorrer de manera acompañada.



Entendemos nuestra enorme responsabilidad al ofrecer distintas versiones del pasado; al hacer visibles personajes, sectores y regiones de un país que aún clama y pide, de muchas formas, reconocimiento público e inclusión. Más allá de la nostalgia por el idílico pasado, creemos que tenemos mucho que aportar a la comprensión de este, como también de nuestro presente y a la imaginación de un futuro compartido. Por eso, desde nuestro archivo recorremos también el camino de la paz, buscamos voces e imágenes que permitan reconocer que en Colombia tenemos la experiencia, la capacidad y la valentía necesarias para hacer las paces. Creemos que es nuestra responsabilidad hacer visibles hechos históricos que evidencian cómo hemos afrontado el conflicto armado; iniciativas comunitarias de resistencia y formas solidarias de convivencia, en tanto vivencias compartidas por millones de colombianos quienes, durante décadas, han apostado por la vida, a pesar de la presencia siempre intimidante de los violentos y la violencia. En el mismo sentido, pensamos que es nuestro deber contribuir a interpretar lo que significan los silencios y las ausencias en el archivo. Se trata de aquellas voces que no hablaron y las imágenes que no quedaron registradas en momentos cruciales de nuestra historia reciente; regiones, grupos, culturas, conocimientos, expresiones, alegrías y tragedias que fácilmente podrían desaparecer y dejar de existir en esta, la tierra del olvido. Construir memoria y completarla, de manera compartida, es nuestra tarea. Parece difícil, pero bien sabemos que vale la pena porque este esfuerzo es para todos, con todos y para siempre.

Fecha de publicación original Jue, 02/11/2017 - 03:23