Octubre: revolución política y cinematográfica | Señal Memoria

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Publicado el Mié, 25/10/2023 - 19:20
Octubre: revolución política y cinematográfica

El cine soviético tuvo desde sus inicios un carácter particular, era clara la visión de los bolcheviques respecto al arte como una herramienta de denuncia, propaganda y educación. En la obra de Eisenstein podemos encontrar algunos de los elementos que caracterizan la relación entre el socialismo soviético y el arte cinematográfico, siendo Octubre (1928) la que más radicalmente lo evidencia: el carácter colectivo de un arte que de por sí nació siendo de recepción colectiva, la exaltación de la lucha obrera y los líderes del Partido, la innovación técnica políticamente pensada y dirigida, así como la censura y la vigilancia del estalinismo.


Una gigantesca estatua metálica hace sentir la imponencia de su legado y su tradición con solo verla, las aves depredadoras que la resguardan son apenas una ironía de su poder, pues las aplastaría de solo un pisotón. A su alrededor nada pasa, no hay siquiera vida. Entonces, de la calma imperial tardíamente agrietada, surge una multitud enérgica que se precipita subiendo las escaleras del palacio. Con sogas, escaleras y su propias manos desmiembran al emperador, parte por parte el cuerpo monárquico cae y las armas del trabajo y la lucha se alzan, se alzan por miles.

Con este barroquismo y grandilocuencia empieza Octubre (1928), se aprecia una escena que retrata simbólicamente la Revolución de Febrero en 1917, a través de la estatua del zar Alejandro III siendo destruida. En febrero del calendario juliano, socialistas y liberales se habían unido contra el gobierno zarista, logrando la instauración del llamado Gobierno Provisional, que el 25 octubre (7 de noviembre en el calendario gregoriano) también sería derrocado. 

En este aniversario de la Revolución de Octubre repasamos la relación entre el proceso político revolucionario y las innovaciones en el cine que se llevaron a cabo en los primeros años de la Unión Soviética y que cambiarían para siempre el lenguaje de este arte. Octubre de Sergei Eisenstein, cineasta y teórico del cine soviético por excelencia, nos permite conocer sobre esta relación, pues más que una película se ha convertido en un documento sobre la Revolución de Octubre, cómo se contó y las proezas del cine soviético; así lo deja en evidencia el siguiente fragmento del programa El Proceso, donde se visualizan partes del filme mientras se oye un comentario sobre las imágenes y en general sobre la Revolución Rusa: 

 

Dangond Uribe, Alberto (Director). (1998). El Proceso: León Trotski II.  Bogotá: Inravisión - Señal Colombia. Archivo Señal Memoria, BTCX30-010133.  

 

En 1927, Eisenstein fue encargado por el jefe del Departamento de Cinematografía para hacer una película que narrara la Revolución con motivo de celebrar sus 10 años. A manera de panorama general, el siguiente fragmento de una emisión del programa Séptima fila nos muestra algunas de las razones que le valieron tal encargo y algunos elementos de su trayectoria anterior al filme:

HJCK (Productor). (1998). Revista Dominical HJCK. [febrero 08 de 1998]. Bogotá : HJCK. Archivo Señal Memoria, HJCK-DGW-077774-01.   

 

Adentrándonos en los aspectos formales que hacen tan relevante esta obra, lo primero que habría que señalar, siguiendo la consigna de “todo el poder para los soviets”, es el protagonismo colectivo, ya presente en las primeras películas de Eisenstein: La Huelga (1924) y El Acorazado Potemkin (1925). En Octubre la multitud, “el pueblo”, es el personaje principal, que moviliza la trama, incluso la aparición de personajes históricos como Lenin, Trotsky y Kerensky es en cierto sentido marginal. 

Los protagonismos colectivos, siguiendo a Robert McKee, se caracterizan porque los miembros del grupo tienen los mismos intereses y así los obstáculos y logros que los acompañan en su búsqueda afectan al grupo. Por ejemplo, en la película la represión de la protesta es una tragedia para todas las personas que participan de ella y la toma del Palacio de Invierno es una victoria de la masa movilizada. Aunque este tipo de protagonismo no ha sido algo imperante, lo encontramos en muchas películas, como Los Reyes del Mundo (2022) dirigida por Laura Mora, por mencionar un ejemplo reciente y local. 

Las acciones e intereses colectivos no necesariamente desdibujan el carácter personal del protagonismo, lo que se hace evidente en la relevancia que ocupan los primeros planos en la obra de Eisenstein, seguramente influenciada por Intolerancia (1916) del cineasta estadounidense D.W. Grifth. Allí sirven para dar “voz” a algunas personas y especialmente para enfatizar emociones: el terror de un militante violentado por ciudadanos reaccionarios, la sorpresa ante el cinismo del gobierno provisional que sataniza a los bolcheviques, el miedo de los aristócratas ante la inminente toma del Palacio, la risa de los soldados rojos ante la ridícula opulencia de la familia real o la admiración de los y las militantes ante las palabras de Lenin. Todo ello como contrapunto a los grandes planos generales en inmensos escenarios con cientos de actores en cuadro. 

Por último, no podría dejar de señalarse un elemento fundamental en la búsqueda que tenía Eisenstein de un “cine intelectual”; en su sueño de relacionar ciencia, arte y militancia de tal modo que las imágenes tuvieran un efecto emocional y psicológico profundo en quienes las vieran. Se trata del montaje de atracciones, formulado dentro de su teoría del montaje, ya que era esto, la unión de fotogramas, lo que para él y sus antecesores, especialmente Kuleshov, daba una potencia propia al cine. 

Hemos señalado y visto el uso de imágenes simbólicas como la destrucción de la estatua del zar y las botas de los soldados rojos pisando la corona de la puerta del palacio real para impulsarse a saltarla. Este uso de lo simbólico adquiere un carácter particular con el montaje de atracciones, donde retomando la dialéctica hegeliano-marxista, los ideogramas japoneses, la estilización del teatro Kabuki y otras influencias teóricas y estéticas, plantea la unión o yuxtaposición de elementos, en una fórmula de a + b = c, como un procedimiento que genera un nuevo significado, un tercer elemento que no es literalmente visible, pero está allí. Por mencionar uno de los usos más evidente en Octubre encontramos: Kerensky + figura de Napoleón = Tirano (de hecho hay quienes especulan sobre una crítica a Stalin implícita allí).

Aún influido y maravillado por la forma documental de la teoría del cine-ojo, propuesta por Yelizaveta Svilova y Dziga Vertov, Eisenstein buscaba ir más allá de la simple representación de un acontecimiento, mezclando realismo y simbolismo, por lo que define la atracción como un momento agresivo “es decir, todo elemento que despierta en el espectador aquellos sentidos o aquella psicología que influencia sus sensaciones (…), único medio mediante el cual se puede hacer perceptible la conclusión ideológica final”. 

En el siguiente fragmento de una emisión de Revista Dominical, podemos escuchar algunas referencias generales al montaje de atracciones en la obra de Eisenstein: 

Hernández González, Richard (Director). (1997). Séptima fila: octubre 11 de 1997. Bogotá: Bogotá: Radiodifusora Nacional de Colombia. Archivo Señal Memoria, RDNC-DGW-007120-01-SER001CPTDGW.  

 

Varios de los elementos señalados sobre la película pueden apreciarse en este fragmento de El Proceso, donde se debate alrededor de la figura de León Trotsky, quien dirigió el golpe de Estado. Como es sabido, el estalinismo, en voz del mismo Stalin, censuró Octubre, obligando a que se eliminaran las escenas donde aparecía Trotsky, y se dice incluso se solicitó eliminar las que mostraban a Lenin, quien ya muerto fue usado como una figura para legitimar cualquier discurso favorable a Stalin.

 

Dangond Uribe, Alberto (Director). (1998). El Proceso: León Trotski III. Bogotá: Inravisión - Señal Colombia. Archivo Señal Memoria, BTCX30-000012. 


Como se pudo ver, con Octubre no inicia el cine soviético, pero podría decirse que, así como con la consolidación del gobierno bolchevique en octubre de 1917 la revolución rusa llega a su momento más relevante, diez años después lo hace la revolución cinematográfica liderada por los soviéticos, con Eisenstein a la cabeza.


Autor: Camilo Fernández Jaimes

 

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Fecha de publicación original Mié, 25/10/2023 - 19:20