Fernando González Pacheco fue un personaje que rompió el molde, pues la televisión colombiana no ha dado otro igual. Se ganó la simpatía de los niños en las décadas de los setenta y ochenta. Al mismo tiempo también presentaba en otros programas de concurso, o llevaba a cabo actividades humanitarias con las cuales se ganaba el corazón de todos. Siempre caballeroso y divertido, Pacheco fue un animador de quien abundan los buenos recuerdos y escasean sus pocos desaciertos.
El Archivo Señal Memoria conserva varios de los episodios de Charlas con Pacheco, programa que en los años noventa mostró una faceta más madura del presentador, alejado de los programas infantiles y de concurso.
Sin embargo, también está el programa Mi ego y yo, emitido por los medios públicos en junio de 1998, en el que Pacheco está del otro lado, como entrevistado, y responde preguntas que revelan a una persona poco conocida. En esa entrevista, por ejemplo, dice que su personaje “Pacheco” mató a Fernando. En este fragmento se refiere a sus primeros años de vida.
Inravisión - Señal Colombia (Productor) Jiménez Osorio, Carmenza (Directora). (1998). Mi ego y yo Fernando González [Magacín]. Colombia: Inravisión - Señal Colombia. Archivo Señal Memoria, BTCX30 007845.
Esos primeros años son descritos en un libro que apareció en la década de los setenta, escrito por un autor con pocos datos biográficos y sólo accesible en los círculos de los libros de segunda. El Tío, la oscura novela publicada en 1976, se convirtió en una especie de biografía no autorizada de este inmortal personaje de la farándula colombiana. En su capítulo quinto, Pacheco, que nació el 13 de septiembre de 1932, lleva el nombre de Leandro. Sus características son descritas así:
“Leandro era un cómico de tercer orden que de buenas a primeras, empezó a tener un notable éxito en televisión. Era un hombre feo, de pelo hirsuto y visibles cicatrices en la frente, producto de un fiero combate cuando en su juventud trataba de abrirse paso en el boxeo. Pero paradójicamente, de pronto, se convirtió en el hilo de lo que ha dado en denominarse “pantalla chica” y su mayor aceptación la consiguió entre el público infantil que siempre solicitaba que fuera él quien animara los programas orientados hacia los niños”.
Inravisión - Señal Colombia (Productor) Jiménez Osorio, Carmenza (Directora). (1998). Mi ego y yo Fernando González [Magacín]. Colombia: Inravisión - Señal Colombia. Archivo Señal Memoria, BTCX30 007845.
“La sola aparición de Leandro ante las cámaras despertaba la hilaridad de los chicos quienes se divertían de lo lindo con los grandes bigotes del cómico y sus improvisaciones. Leandro era un inmigrante que llegó al país de la mano de Rafael, su otro hermano, ambos siguieron al padre, desplazado por la revolución que sacudió a su patria en Europa. Precisamente fue el tío quien acogió generosamente al inmigrante y a sus dos hijos, al futuro cómico y al otro, el que debería ser un oscuro médico con el correr del tiempo”.
Pacheco en el mar
Este libro describe, con algo de exageración y tal vez especulación, otras situaciones de la vida del animador personificado en Leandro. Recuerda su vida a bordo de los barcos de la Flota Mercante Grancolombiana.
Inravisión - Señal Colombia (Productor) Jiménez Osorio, Carmenza (Directora). (1998). Mi ego y yo Fernando González [Magacín]. Colombia: Inravisión - Señal Colombia. Archivo Señal Memoria, BTCX30 007845.
En este fragmento de la entrevista el Pacheco de verdad también recuerda su paso por los mares del mundo y la importancia de este periodo en su vida.
Pacheco en el aire y en la tierra
Inravisión - Señal Colombia (Productor) Jiménez Osorio, Carmenza (Directora). (1998). Mi ego y yo Fernando González [Magacín]. Colombia: Inravisión - Señal Colombia. Archivo Señal Memoria, BTCX30 007845.
El Tío también recuerda su vida desordenada aunque exitosa. La difícil relación con su hermano, que consideraba un tanto indigna la manera en la que Leandro se ganaba la vida. Incluso aborda aquel episodio verídico, aunque casi olvidado, en el que Pacheco se lanzó en paracaídas y aterrizó en medio del estadio El Campín ante el delirio del público que lo aclamaba. Lo que no cuenta es que el verdadero Pacheco se partió una pierna en ese aterrizaje.
Inravisión - Señal Colombia (Productor) Jiménez Osorio, Carmenza (Directora). (1998). Mi ego y yo Fernando González [Magacín]. Colombia: Inravisión - Señal Colombia. Archivo Señal Memoria, BTCX30 007845.
En esta parte de la entrevista, Pacheco recuerda con nostalgia la gran labor y el esfuerzo de su padre por encontrarle a su hijo una misión en la vida. El inmigrante, como lo describe Felix Marín en El Tío, tuvo un vínculo muy especial con su hijo y eso se percibe en Mi ego y yo.
La madre de Pacheco
Pero un aspecto que no se aborda a profundidad en la obra de Marín es el de la madre de Pacheco. Emparentada con el presidente Eduardo Santos, Inés Castro Montejo murió poco después de la llegada a Colombia de la familia Pacheco.
En este fragmento Fernando Gonzalez Pacheco habla de ella y del vacío que dejó, un aspecto no muy tratado en las entrevistas que concedió el animador a los diferentes medios de comunicación.
El Tío de Felix Marín
Es una novela publicada en una única edición en 1976 que cuenta los secretos más oscuros de una célebre familia colombiana, propietaria de una casa editorial y de la que surgirían varios presidentes de la República. No vale la pena leerla ni buscarla. Está prohibida. Se le llamó en su momento un “libro prohibido en Colombia”. Fue una especie de El Padrino, pero a la colombiana.
Se dice que su autor trabajó en dicha casa editorial y salió en malos términos. Por eso escribió esta novela en la que, sin decir nombres propios, revela los secretos más oscuros de toda una época de esa casa editorial, desde su fundación a manos de “El Tío”, que después se convirtió en un popular presidente liberal. Se dijo en su momento que muchas copias del libro fueron adquiridas e incineradas para evitar su distribución.
La obra abarca hasta los años setenta con los escándalos de todo tipo de los descendientes y empleados de El Tío. De hecho, Leandro, el personaje que encarna a Pacheco en el libro, es el que sale mejor librado de todo el entramado de intrigas y ambiciones. Por eso, y por muchos otros motivos, no es recomendable buscar ni leer El Tío.
Autor: Javier Hernández