Una de las primeras producciones de la Fonoteca de RTVC (antes de llamarse Archivo Señal Memoria, como es actualmente), fue esta, dedicada al compositor Pedro Morales Pino (Cartago, 1867 - Bogotá, 1926). Una producción que retoma el legado de este compositor, quien fuera uno de los primeros en abrir camino no solo dentro del país, sino fuera de él.
Publicada en el año 2006, esta producción discográfica es una edición de lujo que recopila su biografía, su vida artística y que nos presenta el legado que perdura con las reinterpretaciones de su repertorio, por parte de artistas como: El Trío Itinerante, Quinteto Eco, Auros Dueto y Ruth Marulanda Trío.
Morales Pino es un clásico ejemplo del artista que se sobrepone frente a su condición. Pero esta condición no tiene que ver con un rechazo, desprecio o censura por parte de sus contemporáneos; ni tampoco por la sociedad en si. Al contrario, él fue evidencia de cómo se puede vivir del arte, combinando la noción de sueño, esperanza y empresa. Es el resultado del deseo por representar al país en la Exposición Universal de París de 1899.
Con un ensamble llamado La Lira Colombia y una juventud dispuesta a apostarle a la vida y al arte, Pedro Morales Pino fue admirado y respetado junto a ocho músicos más. Con ellos emprendió un viaje que se supuso los llevaría del interior del territorio hacia Buenaventura para llegar a Panamá, atravesar el istmo y proceder así a llegar, en buque, a un puerto europeo desde el cual pudieran tomar camino hacia París.
Pero, ¿no es entonces esta aventura la muestra de la mejor manera de cómo se vive el arte cuando las condiciones no son favorables? El recorrido de la Lira comienzó en Bogotá, pasó por La Mesa, Anapoima, Honda, Puerto Berrío, Medellín, Manizales, Cartago, Buga, Cali y Buenaventura. Fue un recorrido no premeditado ni esperado. Por su misma condición, cada partida y cada llegada fue un esfuerzo que se acumuló, pero que es incierto frente al deseo final.
París no fue destino de estos jóvenes. Cuando llegaron a Panamá, embarcarse y llegar a tiempo, era imposible. Pero llegaron otros puertos, otros países como destino sonoro. Vinieron así Panamá, Guatemala, Costa Rica, El Salvador, Nicaragua y Estados Unidos.
¿Cómo entonces hemos de sentir a Lira Colombiana? ¿Cómo el ejemplo de un selecto grupo de músicos que poco a poco fue disgregándose, pero que gravitó alrededor de la figura de Morales Pino?
A través de los aires de pasillos, danzas y bambucos que este disco nos ofrece, tenemos un documento que sirve por un lado para tener una postal sonora, que lejos de haber envejecido, está esperando ser escrita una y otra vez más. Una imagen de la música colombiana que recorrió el territorio siendo vista y disfrutada por su propio creador, superando los inconvenientes geográficos de la nación colombiana, que apenas estaba imaginando su llegada al siglo XX.
Sobrevive así esta obra de Pedro Morales Pino, en un disco que RTVC presentó a través de la Fonoteca del hoy Archivo Señal Memoria, el año 2006.