Luego de cuatro años de negociaciones entre el Gobierno nacional en cabeza de Juan Manuel Santos y la delegación de las FARC-EP, en agosto de 2016 se llegó a un acuerdo para superar más de cincuenta años de confrontación armada. Este se puso a consideración de los colombianos mediante un plebiscito para su refrendación, sin embargo, los resultados evidenciaron una derrota de la paz en las urnas debido a la desconfianza existente dentro de la sociedad colombiana hacia el cumplimiento del acuerdo y la fuerte polarización política de ese momento en el país.
La paz se abre camino
Los colombianos han sido sometidos a múltiples ciclos de violencia desde la misma conformación de la República, las luchas entre independentistas y colonialistas, pasando por la pugna entre centralistas y federalistas, la lucha partidista entre liberales y conservadores, hasta llegar a la confrontación armada entre guerrillas, paramilitares y Estado. El uso de las armas y la imposibilidad de resolver los problemas de la sociedad por medios diferentes a la violencia, han agravado problemas estructurales del país, como la desigualdad social, la exclusión política y la vulneración sistemática de los derechos fundamentales.
La guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP), es considerada una de las más antiguas del mundo. Surgió en el sur del Tolima bajo el mando de Manuel Marulanda Vélez conocido como ‘Tirofijo’. Durante los noventa y los primeros años del siglo XXI fue uno de los principales actores armados que propició el más grave y largo ciclo de violencia de la historia nacional.
En este periodo su accionar se caracterizó por el secuestro y asesinato de líderes políticos y de cientos de militares, la extorsión a empresarios y comerciantes, la financiación de las estructuras armadas con rentas del narcotráfico y el desplazamiento forzado de millones de colombianos de sus territorios. Estas situaciones crearon un clima de desconfianza hacia su voluntad de construir la paz, debido a los múltiples intentos fallidos por lograr una salida negociada que pusiera fin a más de cincuenta años de confrontación armada.
Sin embargo, desde el año 2010 el Gobierno nacional en cabeza de Juan Manuel Santos inició una serie de acercamientos con esta guerrilla. Así, el 4 de septiembre de 2012 comenzaron los diálogos de paz en La Habana-Cuba, en donde las delegaciones de ambas partes fijaron una agenda de negociación que tuvo su fin el 24 de agosto de 2016 con la publicación de un comunicado conjunto presentado por los representantes de los Estados garantes (Cuba y Noruega). Un fragmento de este comunicado se presenta a continuación:
Comunicado Conjunto No.93: Cierre del Acuerdo Integral y Definitivo para la Construcción de un Paz Estable y Duradera entre el Gobierno de Colombia y las FARC. (2016). La Habana-Cuba: Sistema Informativo del Gobierno, Canal Institucional-RTVC. Archivo Señal Memoria, ND-801073B.
Las palabras del delegado de Noruega Dag Nylander, plantearon la importancia de la participación ciudadana para refrendar el acuerdo. Así conoció el país la convocatoria a un plebiscito por parte del Gobierno nacional, con el fin de llegar a un consenso que materializara la paz en el país.
El plebiscito por la paz, una oportunidad de cambio
El acuerdo final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera, fue el resultado de cuatro años de negociación y contiene seis puntos a saber: (i) reforma rural integral; (ii) participación política; (iii) fin del conflicto; (iv) solución al problema de las drogas ilícitas; (v) atención y reparación integral a las víctimas; y (vi) la implementación, verificación y refrendación. Estos temas se convirtieron en una reestructuración del Estado colombiano y establecieron un marco institucional para la construcción de paz y reconciliación en el país, lo que hacía de vital importancia contar con la aceptación del pueblo colombiano para su aprobación.
Para la refrendación del acuerdo mediante un mecanismo de participación ciudadana, surgió el plebiscito como instrumento que le diera al acuerdo la legitimidad necesaria para que “la paz fuera imparable” como lo mencionaba el presidente Santos en múltiples alocuciones. No obstante, debido a los odios y temores creados por la guerrilla de las FARC-EP en un amplio sector de la sociedad, se agudizó la polarización política entre quienes defendieron y atacaron el acuerdo logrado en La Habana. Así lo menciona el entonces Alto Comisionado para la Paz Sergio Jaramillo en la firma del acuerdo realizada en Cartagena el 24 de septiembre de 2016:
La Pública por la Paz - Parte I. (2016). Cartagena-Bolívar: RTVC Sistema de Medios Públicos ; Canal Institucional - RTVC ; Canal Trece - RTVC ; Telecafé ; Teleislas ; Telecaribe ; Teleantioquia ; Canal TRO ; Telepacífico ; Canal Capital ; Autoridad Nacional de Televisión (ANTV). Archivo Señal Memoria, ND-801077B CLIP 1.
Los días previos al plebiscito pusieron en evidencia la fuerte división de la sociedad con relación al acuerdo de paz con las FARC-EP, por un lado, el Gobierno nacional se convirtió en el gran defensor de los cambios institucionales que trajo el pacto e inició una cruzada para que los ciudadanos conocieran su contenido, todas las entidades estatales llevaron a cabo estrategias para socializar cada uno de sus puntos y diariamente se presentaron en programas de radio y televisión.
Por otra parte, la oposición al acuerdo en cabeza del expresidente Álvaro Uribe Vélez, su partido el Centro Democrático y algunos sectores conservadores desarrollaron una campaña de descalificación al acuerdo, fundamentada en el desprestigio de las FARC-EP, la supuesta impunidad para los perpetradores de crímenes atroces, y la presunta entrega del país al grupo guerrillero. Así lo menciona el entonces senador Roy Barreras en la rueda de prensa presentada por el equipo negociador al terminar un ciclo de conversaciones en La Habana el 24 de junio de 2016:
Rueda de prensa tras la firma del acuerdo de Cese al Fuego y de Hostilidades Bilateral y Definitivo y Dejación de Armas. (2016). La Habana-Cuba: RTVC Sistema de Medios Públicos. Archivo Señal Memoria, ND-801069B.
En este contexto más de trece millones de colombianos asistieron a las urnas para definir mediante el denominado plebiscito por la paz, si el acuerdo era o no suficiente para resarcir y restablecer los daños causados por la guerrilla de las FARC-EP durante más de cincuenta años y materializar el cambio social, político y económico que la sociedad colombiana esperaba con la firma del acuerdo de paz.
Un golpe a la paz
Si bien la construcción de una paz estable y duradera no dependía solo de la negociación con las FARC-EP, si fue un punto de partida para reconocer los graves problemas que afrontaba el país. De manera paradójica e inesperada, la paz negociada fue derrotada en las urnas por un margen de 50.000 votos, destacando la marcada división del país. Pero como lo mencionó el entonces presidente Juan Manuel Santos, esta derrota se convirtió en una oportunidad para mejorar el acuerdo y construir el consenso necesario para fortalecer el proceso de negociación con el grupo guerrillero.
Alocución presidencial luego de conocerse los resultados del plebiscito por la paz. ( 2016). Bogotá. Archivo Señal Memoria.
Ante la incertidumbre que generaron los resultados del plebiscito de octubre de 2016, el presidente Santos recibió del expresidente Uribe sus objeciones al acuerdo, para su revisión con los líderes de las FARC-EP en la mesa de negociación de La Habana.
Como resultado de esta última ronda de conversaciones, se expidió el Acuerdo Final firmado en el Teatro Colón de Bogotá el 26 de noviembre de 2016, el cual se convirtió en el nuevo marco institucional para construir la paz en el país.
A casi siete años de su firma aún se mantiene dividido el país entre quienes quieren construir la paz desde la negociación política y quienes desean mantener la lucha armada para terminar el conflicto armado.
Autor: Iván Dario Romero