Productores que no exploran, oídos que no sienten | Señal Memoria

El arte de crear piezas de  sonido y el cultivo de la escucha no tienen que restringirse al universo musical: también se pueden crear obras a partir de los sonidos que emiten las cosas tangibles e intangibles  -todo suena o es susceptible de traducirse a sonidos- y ofrecer luego estas composiciones al público en auditorios de teatro o en programas de radio que sean como rincones diseñados para escuchar. 

 

Tampoco está escrito que la radio deba renunciar a la exploración de paisajes sonoros más ricos y complejos. En los contenidos sobre los que suele informar están involucrados movimientos o materiales que emiten sonidos, por ejemplo, las páginas de los libros que se lanzan al mercado suenan, aunque demande un pequeño esfuerzo amplificar e imprimir cierto ritmo al crujido del papel; no menos dignos de exploración son los sonidos de los imaginarios de la audiencia sobre la juventud, la tercera edad, la muerte, el medio ambiente, el sexo, el romanticismo, el mundo virtual y el repertorio inagotable de temas que los magazines radiales abordan a diario en sus emisiones matutinas y vespertinas.