Por: José Perilla
En los años 40 del siglo XX emergió la Radiodifusora Nacional de Colombia. Los propósitos que tuvo en su programación inicial responden a los ideales de “alta cultura” que se consolidaron en Europa y los Estados Unidos durante el siglo XIX.
Eduardo Santos – Extracto del discurso inaugural de la Radiodifusora Nacional de Colombia.
La Radiodifusora Nacional de Colombia fue fundada el primero de febrero de 1940, a la mitad del gobierno de Eduardo Santos, de quien se presentó anteriormente un aparte de su discurso inaugural. En concordancia con otras instituciones contemporáneas, afines en su propósito general, ese ideal del “trabajo por la cultura nacional” se expresó en la labor de varios intelectuales. A ellos se encargó la “formación del gusto artístico” a través de su producción.
Un componente primordial de la programación de la Radiodifusora Nacional fue la música. En esta fotografía de los fundadores de la emisora se encuentran varias personas claves de la tendencia que se tuvo, que fue el énfasis en la música clásica. Otto de Greiff se encuentra de tercero en la fila de atrás, en sentido de izquierda a derecha. Su hermano, León de Greiff, se encuentra en la parte derecha de la foto, atrás de la baranda. Un poco apartado del foco de la foto, pero su labor fue central. Otto y León, entre otras cosas, aportaron sus archivos discográficos personales para el primer envión de la emisora, cuando esta aún no contaba con fonoteca.
Otra persona importante fue Gerhard Rothstein. Él se encuentra en la mitad de la foto, de gafas, con su mano izquierda al nivel del estómago. La labor de Rothstein fue complementaria al componente discográfico de los hermanos De Greiff. Se trata de la música en vivo. Rothstein fue un violista europeo que llegó a Colombia en el segundo lustro de la década del 30, tras las directrices de Gustavo Santos (hermano de Eduardo el expresidente). Rothstein fue director de la Sinfonietta de la Emisora (orquesta de cámara) y de uno de los Cuartetos de cuerda que mantuvieron actividad constante en la Radiodifusora durante las dos primeras décadas de emisiones.
Dos personas más a la derecha de Rothstein, descendiendo por la escalera, en la foto también se encuentra el director de orquesta Guillermo Espinosa. A partir del año 1935, luego de la renuncia del compositor Guillermo Uribe Holguín, Espinoza asumió la dirección de la Orquesta de la Sociedad de Conciertos Sinfónicos del Conservatorio, directa antecesora de la Orquesta Sinfónica Nacional. En años posteriores, entre 1953 y 1975, el papel de Espinoza será fundamental como director de la División de Música de la Unión Panamericana. Hecho relevante si se tiene en cuenta que fueron varios los compositores colombianos que se beneficiaron de su labor en el cargo. Pero además, un aspecto significativo de su labor allí fue el apoyo dado a la investigación musical.
La música, vista desde la interpretación, la investigación y la pedagogía, fue uno de los estandartes de las aspiraciones por la “alta cultura” que caracterizaron la labor de la Radiodifusora. Y esta entidad, ya fuera a través de sus emisiones o por medio de su Boletín mensual de programación, sostuvo en sus años iniciales las banderas de la difusión musical.
La mencionada conexión con la Unión Panamericana vino a reproducirse en la labor de otro intelectual vinculado desde fecha temprana con la Radiodifusora. Se trata de Andrés Pardo Tovar. Suyas fueron varias notas biográficas sobre compositores americanos y las reseñas que pueden encontrarse en los Boletines sobre los Festivales Panamericanos de música. Así mismo, varias publicaciones realizadas en el Boletín sobre análisis y teoría musical.
El pensamiento universalista de Pardo Tovar le valió para presentar de manera temprana adaptaciones para radioteatro, otro componente fundamental de la emisora. Fue el tipo de intelectual acorde con las aspiraciones de Eduardo Santos en su discurso inaugural, la noche del 1 de febrero de 1940. En la forma de ser de intelectuales como Pardo Tovar reposaba “un poderoso y eficaz instrumento de cultura”. Ese poder se encausó en propósitos pedagógicos y contenidos establecidos de acuerdo a la canonización de expresiones culturales. Es el intelectual el encargado de llevarlo todo a cabo. Una persona de conocimientos multidisciplinarios, ideales progresistas y vestido, en ese entonces, de corbata.
Esta caricatura de Pardo Tovar se publicó en el Boletín de octubre de 1952. Ello a propósito del programa especial conmemorativo del día del idioma, emitido el jueves 9. Se presentó el radioteatro “En el mundo de Cervantes”. Libreto original, montaje y dirección de Pardo Tovar.
En las décadas de 1950 y 60 Pardo Tovar tuvo a cargo los programas “Por el mundo de la música”, “Registro musical”, “Contrapunto – Revista de comentarios musicales”. Para el boletín realizó traducciones de textos de carácter musicológico y de su pluma aportó reseñas, artículos, el “Léxico musical” y su diccionario de musicología. La caricatura tiene elementos muy importantes del momento. Aquí se presenta a Pardo Tovar al comando del poderoso medio, mediante el cual expresó sus ideales. Un poder representado en la osadía de volar, como si se tratara de una bruja, sin perder un ápice de su compostura. Un ejemplo de su labor para finalizar.
Andrés Pardo Tovar – Contrapunto extracto