La culpa y la oportunidad de expiar esa culpa mediante una confesión pública del pecado en la que se denuncie con nombres y apellidos a otros pecadores, ese parece ser el sustrato del radioteatro que los invitamos a oír hoy, Las Brujas de Salem, del dramaturgo norteamericano Arthur Miller. Este radioteatro fue producido por la Radio Nacional de Colombia, probablemente, en la década del 70 del siglo XX. Esta versión radial de la obra de Arthur Miller, dirigida y musicalizada por Gonzalo Vera Quintana, cuenta con un reparto de lujo integrado, entre otros actores, por Flor Vargas, en el papel de la terrible Abigail Williams, y por Fabio Camero, en el papel del rebelde John Proctor.
La obra pone en escena una cacería de brujas que ocurrió en 1692 en el pueblo de Salem, Massachusetts, en la que, con base en evidencias que para nosotros serían histriónicas y para los jueces de la época fueron físicas e incontestables, se acusó a decenas de personas de tener tratos con brujas y con el demonio y se las llevó a la horca.
Arthur Miller escribió esta obra a comienzos de la década del cincuenta del siglo XX, en tiempos de la cacería de brujas en los Estados Unidos, un período que, según lo que nos relata el autor en las páginas de "Vueltas al tiempo", su autobiografía, se caracterizó por la paranoia que infundía la supuesta omnipresencia del comunismo, y por la persecución a lo rojo que, según dictaba esa paranoia, alentaba bajo concepciones políticas y formas de vivir que se apartaban de los cauces de la sociedad normal, de acuerdo con la definición de normalidad que hacían los sectores más conservadores de esa sociedad.
Arthur Miller encontró un sustrato común a la cacería de brujas de 1692 y a la de 1950: la culpa. Esas dos sociedades, separadas por más de dos siglos, respiraron un aire impregnado de culpa. En el primer episodio, culpa por experimentar deseos sexuales que rebasaban lo permitido en una comunidad en exceso puritana y represora. Y, claro, la ocasión que esa misma comunidad ofrecía a sus disidentes de redimirse confesando esos deseos y endilgándoselos al demonio; en el segundo caso, culpa por incursionar en los terrenos inciertos del comunismo, que podían comenzar allí donde se manifestaba lo poco convencional en la política, la vida y el arte con su crítica implícita a las formas habituales de vivir.
Las Brujas de Salem
Fecha de producción del artículo: Marzo 28 del 2013