Tenía buen cuerpo, pelo rubio claro; tez blanca y con algunas pecas; nariz larga y aguileña; ojos de mirar dulce y penetrante; la boca pequeña y los labios gruesos; la voz suave y grata y hablaba con facilidad".
Si hoy le preguntáramos a cualquier persona, ¿A quién puede corresponder esta descripción? Recibiríamos múltiples respuestas. Una descripción como ésta, fácilmente podría coincidir con la de un modelo o actor de televisión. Pero en realidad, corresponde a la del precursor de la Independencia Antonio Nariño y Álvarez que hicieron Henao y Arrubla, los autores del primer manual escolar de Colombia, escrito hacia 1910, con motivo del Primer Centenario de la Independencia. Posiblemente esta descripción estuvo inspirada en uno de los cuadros que el abanderado del precursor, don José María Espinosa hiciera para conservar en la memoria de los neogranadinos la imagen de éste y de muchos otros próceres más.
Retratos y Biografías
La construcción de la nacionalidad requiere, por lo menos en la idea de nacionalidad que tenemos en nuestra cultura latinoamericana, de elementos como la definición de la identidad a partir del reconocimiento de la imagen de aquellos personajes que protagonizaron los episodios significativos para el logro de la Independencia. No en vano la elaboración de los retratos que hoy nos dan una idea de los rostros de los próceres se inició una vez terminaron las gestas.
A pesar de ello no todos tenemos la misma imagen de aquellos personajes. No es fácil encontrar la misma versión visual de Bolívar, de Santander, de Sucre o de Manuelita. Si se mira en una secuencia los retratos que hizo José María Espinosa de El Libertador, en algunos es posible verlo moreno, casi mulato, y en otros blanco y con una postura muy similar a la de los retratos de Napoleón. Posiblemente la intención de Espinosa en uno u otro momento fue distinta. El pintor, que vivió de cerca varias batallas conoció quizás lo más humano de aquellos generales a los cuales retrató y para los cuales buscó lograr, la mayoría de las veces, una imagen prístina… e inolvidable.