El carné de Víctor Muñoz Valencia firmado por Seki Sano tiene un gran significado para la comprensión de los desarrollos que tuvo el radioteatro y el teatro en la América Latina de los años sesenta. Seki Sano (1905 - 1966) fue un japonés que bien puede ser considerado como la pieza fundamental del teatro colombiano contemporáneo. Cuando tenía 31 años, este japonés abandonó su país para huir de la Guerra de los Quince Años.
Desde aquel momento inició un recorrido por Estados Unidos, Francia, Alemania y finalmente la URSS, en donde se convirtió en el asistente de Meyerhold, durante la dictadura de Joseph Stalin. Meyerhold y Stanislavki introdujeron la escuela de vivencia que si bien marcaría el teatro contemporánea, sería poco entendida por el régimen soviético de aquel entonces. Seki Sano, al igual que Meyerhold se vio obligado a huir de nuevo. El destino de este japonés fue México. Allí pasaría el resto de vida y fue gracias a ello y la labor pedagógica de este maestro que el teatro mejicano fue adquiriendo una identidad propia.
En 1954, Seki Sano fue contactado por el gobierno del general Rojas Pinilla, quien había impulsado la llegada de la televisión a nuestro país. Rojas y la Dirección de Propaganda querían que la T.V. tuviera los mejores actores; Seki Sano sería, entonces, su formador. Es asi como llega este japonés y un buen número de actores colombianos se incorpora al Instituto de Artes Escénicas para recibir los conocimientos del Maestro. Muchos de esos actores consideran hoy que aquel japonés fue la pieza fundamental para lograr el nivel que la televisión y la radio requerían. Por sus clases pasaron estudiantes que luego serían grandes figuras. Sin embargo la historia de vida de Seki Sano llegó a oídos de algunos que terminaron considerándolo un comunista y posible agente contaminante de la pacata sociedad colombiana. Su disciplina y su intenso trabajo artístico fueron opacados por el deseo de aquellos que encontraron en sus viajes por el bloque comunista una buena excusa para expulsarlo del país.
Es así como Seki Sano estuvo en el país solo seis meses. No obstante, tan poco tiempo alcanzó para que una pléyade de actores adquiera las técnicas que le dieron al radioteatro y al teleteatro un realce y calidad que quizá no se hubieran conseguido de otra manera.