Publicado el Dom, 29/09/2013 - 14:13
“Son Dar”: Sonido, imagen, expresión efímera
“El aguardiente está preso en una cárcel de vidrio.
Nosotros los bailadores lo sacamos del presidio”
(Anónimo)
Pensar el sonido, es la intención central de la Semana. En el marco de “Son Dar”, ello se plasmó a través de una reflexión sobre las implicaciones que tienen los conceptos de fonoteca y biblioteca, como lugares de almacenamiento. La palabra escrita en tanto representación del sonido, y el sonido mismo conservado en un soporte de grabación, son condiciones presentes también en la analogía de la “Botelloteca”.
David Ortiz y Tzi Tzi Barrantes hablan sobre las generalidades de su obra (Septiembre 23 de 2013)
La intervención
Una serie de botellas de vidrio fueron ubicadas en la plazoleta. La participación del público consistió, entre otras acciones, en escribir en una pequeña tira de papel, palabras relacionadas con un sonido. Luego, el papel debería ser introducido en alguna de las botellas dispuestas. Poco a poco, por espacio de 4 horas aproximadamente, las botellas se fueron llenando de “sonidos” tan diversos como la imaginación de quienes tomaron parte de la intervención.
Adicionalmente, fueron usadas botellas plásticas con una función algo contrastante. Mientras que las botellas de vidrio destinadas al almacenamiento permanecieron en el lugar destinado, las de plástico estuvieron en desorden y fueron objeto sonoro por sí mismas. En varios momentos, David Ortiz se dedicó a su manipulación, arrojándolas desde el techo de la portería hasta el suelo, arrastrándolas en un costal o golpeándolas de forma diversa.
La intervención contó con la amplificación de un micrófono situado cerca de la puerta de la biblioteca, destinado aleatoriamente a las intervenciones de quienes quisieran producir algún sonido. A ello se sumó el uso de hojas de plátano secas y de un rollo de plástico tipo vinipel, para la producción experimental de sonido. Como parte del paisaje sonoro, en el desarrollo de la intervención, estuvo el efecto del viento que volcó algunas botellas de lo cual resultaron varias rotas.
Participación del público / el otro
A primera vista, la participación podría juzgarse como limitada. Ello si se tiene en cuenta que fueron pocas las personas en disposición de tomar el micrófono y muchas las que desviaron su trayecto para bordear el lugar de la intervención y finalmente ingresar al edificio. Si bien las razones son indefinidas y no estuvo en el objeto de la intervención conocerlas, fácilmente se pueden aventurar conclusiones que apunten a la confusión, la prevención y la vergüenza (miedo).
Tzi Tzi Barrantes y David Ortiz hablan sobre la reacción del público ante su obra. (Septiembre 23 de 2013)
Pero justamente el objeto de la intervención se ubicó en el impacto producido por la alteración de la cotidianidad. La forma en que Barrantes y Ortiz concibieron la relación con el público no se limita únicamente con la participación directa en las acciones propuestas (sonidos por escrito en la botella, micrófono). Se contó también con el impacto causado en el participante pasivo que se detiene solo a observar o aquel que sigue de largo.
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“El impacto que se quiere generar es de naturaleza efímera”, afirma Barrantes, y alude con ello a una condición primordial del arte de acción y la intervención urbana. Subyace entonces la idea general de “pensar el sonido”. Interpretar con otros puntos de vista aquellos espacios y conceptos de biblioteca, fonoteca y botelloteca. Cuestionarse, alterarse y desde esa base generar un pensamiento y una expresión.
Tzi Tzi Barrantes y David Ortiz hablan sobre los efectos e impactos de su obra. (Septiembre 23 de 2013)
Intenciones
El dispositivo de la botella en conjunto con la acción de escribir en un papel, pretendió generar conciencia sobre el hecho de que el sonido puede materializarse. Aún con la calidad efímera de un espectro sonoro, éste o cualquiera de sus representaciones pueden ser manipulados en función de un efecto propuesto. “Lo que puede despertar esa botella es una conciencia sobre el sonido, para generar estados de ánimo de diversas clases”, afirmó Ortiz.
Tzi Tzi Barrantes y David Ortiz evocan momentos representativos de su obra. (Septiembre 23 de 2013)
Como conclusión, las botellas fueron ubicadas en uno de los corredores de la biblioteca a manera de exposición. Allí permanecerán por un tiempo, en un paradójico estado donde confluyen el sonido, el silencio y sus representaciones. Ello, claro, si se quiere pensar [en] el sonido.
José Perilla
Fecha de publicación original Dom, 29/09/2013 - 14:13